Vecinos de la calle Topete de Terrassa lamentan la situación que está sufriendo la Casa Ramon Matalonga, patrimonio modernista de nuestra ciudad que se encuentra en estado de «abandono» por parte de las administraciones y de los mismos propietarios. Desde la cuenta de Instagram @salvamos_topete, han hecho llegar a
Casa Ramon Matalonga
Esta es la Casa Ramon Matalonga, situada en la calle Topete número 68, edificio histórico catalogado y obra de nuestro admirado Lluís Muncunill siguiendo los patrones clásicos del modernismo. No es una obra más de en Muncunill, es la casa donde él mismo vivió durante casi 20 años de su vida (del 1895 al 1914) en la época dorada del modernismo.
Durante aquellos años, Muncunill diseñó obras tanto emblemáticas como el Palacio de Industrias (1901) o la propia Masia Freixa (1907-1910), entre otros muchos. Un año más, la casa Matalonga ha pasado totalmente desapercibida en la Fira Modernista, no se hacen visitas guiadas, no se organizan actividades, no sale en los catálogos y, los pocos que la conocemos, la vemos cada vez más degradada, sucia, llena de grafitis y okupas.
Por enfrente pasan cada año más de 9 millones de coches, a tocar de sus grandes puertas y ventanas de arco rebajado, pero todo el mundo pasa de largo, nadie lo admira y muy pocos conocen su valor. Es una auténtica lástima que no se pueda disfrutar y visitar este edificio histórico, pasear por su jardín y revivir su magnífica historia.
Que pensaría el propio Muncunill, a quien tanto reconocemos durante la Fira Modernista, si viera en que se ha convertido la que, durante tantos años, fue casa suya?
La casa Ramon Matalonga está en venta; a los actuales propietarios no les importa la historia, ni el valor arquitectónico y cultural, simplemente quieren sacar el máximo rendimiento económico. Pronto veremos un supermercado más o simplemente un edificio de apartamentos.
Para reflexionar la mala gestión que se ha hecho de este importante patrimonio histórico, arquitectónico y cultural. Pero todavía estamos a tiempo de hacer algo, recuperar la titularidad pública, abrir su patio en la ciudad para que lo puedan disfrutar los niños y rehabilitar el edificio para destinarlo a equipaciones que permitan admirar su grandeza.
