A mediados del siglo XX, cuando se diversificaron la gasolina y el diésel, comenzaron a construirse estaciones de servicio en Terrassa que ofrecían carburante para camiones, automóviles, motos, y además aire, agua, petróleo doméstico y repuestos. Los más mayores de la casa lo recordarán. Había una en la placeta de Mossèn Cinto Verdaguer, frente al edificio más antiguo de la Escuela Industrial, en la Estación del Norte…
Ya a finales del siglo pasado hicieron cambios, se adaptaron a los nuevos tiempos, transformándose también en pequeños supermercados. Ya queda, y quedaba lejos, la llegada del primer coche a la ciudad, en 1904.
Una de las primeras gasolineras, y de las más conocidas, fue la de «Cal Soler». Tal como recuerda Joaquim Verdaguer en su blog, estaba situada en la confluencia de la calle de Topete con la de la Riba. Hacia finales de los años cincuenta también tenía la concesión de la venta de la motocicleta Vespa que había popularizado el film Vacaciones en Roma. No hace mucho que dejó de existir, si por este concepto entendemos 20 años. Hasta el 2004 continuaba prestando servicio. En 2017 se demolió y donde había estado no queda ni rastro, solo una placeta asfaltada sin nombre.

Otras gasolineras urbanas
Una de las principales gasolineras de Terrassa se encontraba en pleno Centro y en una plaza muy transitada. Costaría hoy reconocerla si no te fijas en pequeños detalles de edificios o de la estructura de la calle, ya que actualmente, la rotonda como tal no existe, y la parte derecha de la imagen es totalmente diferente. Estamos hablando de la plaza Anselm Clavé y la gasolinera Cal Jové.
Y ya que hablamos de coches y de historia, aquí puedes conocer la del primer semáforo que se instaló en Terrassa. Lo que lo hace singular es que funcionaba a mano, en una época en que los automáticos ya se habían inventado en EE.UU.