La riada de septiembre de 1962 tuvo muchas víctimas colaterales en Terrassa. Además de la gran tragedia humana que significó para los egarencs, fueron muchas las empresas y edificios que se vieron zambullidos en la miseria fruto de los daños sufridos por los chaparrones. Una de estas tristes historias tiene como protagonista una escuela ya desaparecida.
El historiador Joaquim Verdaguer nos explica en su blog cómo nació y morir el Grupo Escolar Torrella. Un colegio que a buen seguro muchos lectores todavía recordarán. Se encontraba ubicado en un solar de la Rambla de Ègara, esquina con las calles de Gutemberg y de Antoni Torrella.

Grupo Escuela Torrella: una joya del modernismo
Pero remontémonos en abril de 1920. El abogado, periodista y político Antoni Torrella y Maurí cedió en el Ayuntamiento una porción de terreno. La única condición era que se utilizara para edificar un centro educativo. Fue así como nació el Grupo Escolar Torrella un 5 de noviembre de 1916. Destacaba además para ser uno de los edificios emblemáticos del modernismo terrassenc gracias al estilo inconfundible del arquitecto Coll y Bacardí. Era un edificio que recordaba el parque de Desinfección y la capilla de Can Boada.
La silueta estaba marcada por dos naves laterales enlazadas por una central más baja en forma de ábside, siendo, a principio de siglo, el edificio más alto de aquellas comarcas. Pero después de años de acoger canalla, educar y divertir, vino la desgracia.
La riada de 1962 arrasó la ciudad. No solo la riera de Las Arenas se desbordó. La Rambla volvió a ser un río. El edificio del Grupo Escolar Torrella recibió de lo lindo. Los patios quedaron inundados y los daños eran considerables. Así pasaron cuatro años, hasta que el 2 de noviembre de 1966 se inauguraba la Escuela Francia, en la parte norte del barrio de Can Aurell.
Por quien no lo sepa, la escuela Francia no se llama así por casualidad. Fue bautizada en honor en el país vecino, porque fue gracias a la suscripción popular francesa que se pudo financiar esta escuela. Una financiación que surgió de la solidaridad gala después de ver el desastre de la riada. El nuevo centro nació con fuerza, tanta que asumió las funciones que hacía el Grupo Escuela Torrella. Con el edificio Torrella vacío y sin perspectivas de futuro, quedó totalmente desprotegido. La febrero especulativa de finales del 60 y una carencia de políticas de protección del patrimonio hicieron que en 1968 fuera derrocado. Dio en un alto edificio de viviendas poniendo fin a una de las joyas del modernismo Terrassa.