La riera del Palau transcurre por el oeste del municipio y, originalmente, seguía el curso de la rambla d’Ègara, hasta que a mediados del siglo XX se hizo el trasvase que la hace discurrir desde Can Roca hasta el barrio de Les Fonts, donde se une con la de Les Arenes, para convertirse después de la confluencia en la de Rubí. Fuera del núcleo urbano pasa por los Juzgados y por debajo de la autopista C-58. Si nos centramos en el tramo que va desde el vado de Can Guitard y hasta el antiguo campo de fútbol de Les Fonts, descubrimos que los deslizamientos son una constante, y van a más cuando hay lluvias importantes y la riera deja de ser un hilillo de agua para transformarse en un verdadero río. Históricamente ha funcionado así.

Grandes piedras de los muros han caído
Para evitar los deslizamientos se reconstruyó uno de los muros del lado oeste y se colocaron grandes piedras para contener la tierra al este del vado de Can Guitard. Uno resiste. El otro, el más cercano a la carretera de Rubí -en realidad, si nos atenemos al nombre oficial, carretera de Gracia a Manresa– se ha ido desmoronando y presenta un estado de degradación. Aguas abajo hay más deslizamientos, que podrían provocar hundimientos del vial que va por detrás de las empresas del polígono. Algunas de las tuberías que salen a la riera en esta zona se han desencajado.
No es el único espacio de la riera del Palau en el tramo sur que presenta problemas. Bloques de hormigón de un muro ahora están en el cauce. Ya hace meses que cayeron, pero cada vez se sitúan más en el centro de la vía de agua. Se mueven con las riadas. Y también se hace más amplio y peligroso un socavón, como se puede apreciar en unas imágenes de Món Terrassa.
