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Aguirre: «El exilio es una tragedia familiar y una derrota colectiva»

El Centre d’Estudis Històrics de Terrassa (CEHT) ha acogido este jueves un acto institucional de homenaje en recuerdo de los miles de terrassenses que marcharon al exilio con el fin de la Guerra Civil y el inicio de la dictadura franquista.

Bajo el nombre de “Nacer, vivir y volver del exilio”, la jornada ha contado con la participación de testigos directos y familiares de exiliados, que han explicado sus historias, y con la presencia de la regidora de Memoria Histórica, Montserrat Font. 

Cuando el bando franquista avanzaba sobre Catalunya y caía Barcelona el febrero de 1939, con la guerra tocando su final, medio millón de personas marcharon forzosamente atravesando la frontera francesa como refugiados para salvar la vida.

Testigos del exilio republicano han hablado en un acto de homenaje al Archivo Histórico | Ayto. Terrassa

Testigos del exilio en primera persona

La terrassenca de 91 años Hortènsia Díaz ha explicado como a principios de 1939 marchó con su familia en las columnas de decenas de miles de refugiados para cruzar la frontera francesa. Después de una larga marcha en la cual perdió a su abuelo, fue a parar en el campo de refugiados improvisado en la playa de Argelers. Allá estuvieron durante días, en la arena, sin condiciones de higiene ni techo, con una comida al día y sufriendo el maltrato de las autoridades militares, que los golpeaban y gritaban “allez”. Después los llevaron en tren hasta otro campo cerca de París, donde un brote de viruela se llevó cerca de 40 niños.

Diaz recuerda que cuando volvió sufrió las represalias de la dictadura. A su madre no la permitieron trabajar en ninguna parte y a ella y su hermano se los negó la escolarización. Su padre, que había sido sindicalista de la CNT, no pudo volver.

Rosa Maria Font, también participante en el acto, ha explicado que nació en La Maternidad de Elna, el espacio fundado por la maestra y enfermera suiza Elizabeth Eidenbenz para ayudar a los partos de las mujeres refugiadas en los campos del sur de Francia. También ha reivindicado la figura de Maria Sardà, terrassense y figura clave en el funcionamiento de la Maternidad, a quien conoció de joven, ya en 1964, en Barcelona. Font dice que se siente muy “agradecida” por lo que hicieron por su familia allá. “Sin ella [Maria Sardà] quizás no estaría aquí hablando hoy”, explica.

A continuación ha participado el terrassense Joan Arnau, sobrino de Artur Arnau, activista sindical de la ciudad que tuvo que exiliarse en Francia. Allá trabajó en el campo en Marsella y lo obligaron a alistarse al ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial. En la guerra lo llevaron en el campo de concentración de Mathausen, en Austria. Se salvó, afirma su sobrino, porque era barbero y practicó su oficio en el campo. Cuando salió pesaba 37 kilos. Se quedó a vivir en Francia y no volvió a Catalunya, salvo una visita en 1976, ya con Franco muerto. Su sobrino explica que Artur Arnau tenía una botella de cava preparada para abrir cuando muriera el dictador.

A través de un video también han participado hijos y nietos de exiliados en México, muchos de los cuales llegaron en barco en Veracruz desde Francia, y que establecieron su vida allá. Entre ellos, Carmen Bonastre Morera, nieta del alcalde de Terrassa Samuel Morera y Anna Ribera, nieta del regidor de cultura terrassenc Ignasi Ribera, que fundó el Orfeón Catalán de México.

Testigos del exilio republicano han hablado en un acto de homenaje al Archivo Histórico | Jordi Martín

Reivindicar la memoria democrática

Al acto ha asistido el director del Museu Memorial de l’Exili, Miquel Aguirre, que ha hecho un repaso histórico y divulgativo de los hechos y ha afirmado que “el exilio es una tragedia familiar y una derrota colectiva”. También ha enaltecido la memoria democrática como una herramienta “para mirar atrás y reivindicar valores como la libertad, la democracia y el respeto”.

Por su parte, la regidora de Memoria Democrática, Montserrat Font, ha afirmado en su parlamento que “garantizar la memoria es una obligación moral”, que hay que “homenajear y asumir el deber de defender la democracia por no permitir que nada así vuelva a pasar” y ha advertido que “ante el adelanto de la extrema derecha, hay que recordar qué significó y que significa el fascismo”.  

Finalmente, la jornada ha contado con una lectura de cartas y escritos de exiliados, como el escritor terrassense Agustí Bartra o el ya mencionado Artur Arnau, por parte de un grupo de alumnos del Instituto Pere Viver. También con un concierto del Cuarteto Musgo, que ha interpretado las piezas musicales ¡A las barricadas! y “Bella Ciao”.

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