Lucky es uno de los, aproximadamente, 150 perros que se encuentran en el Centro de Atención de Animales Domésticos de Terrassa. Sí, 150 perros que conocemos, en una ciudad como Terrassa.
Lucky fue (y digo fue, y ahora explicaré el porqué) un perro mestizo durante más de tres años. Extrañamente, dejó de serlo este domingo día 27 de octubre. Es un perro senior, muy y muy estresado, como lo estaríamos nosotros si viviéramos 24 horas los 7 días de la semana en una residencia externa, lejos de Terrassa, por la falta de capacidad dentro del CAAD.
Lucky lleva más de tres años esperando sin recibir una sola visita, sin que nadie se haya interesado por él. No, no es extraño. ¿El motivo? Pues, simplemente que es un perro “normal”, “del montón”, y que la visibilidad que tienen los perros en este centro es casi nula.
Para intentar poner fin a esta situación que acompaña a cerca de 80 de los 140 perros, los voluntarios del CAAD Terrassa organizan visitas para poder conocer y difundir en sus redes a estos perros. Los sacan a pasear, los ayudan con sus miedos, les proporcionan la seguridad que el tiempo que tienen (escaso, pero que sacan de debajo de las piedras) les permite. Recorren muchos kilómetros hasta las residencias externas en este poco tiempo libre, haciendo un gasto de su propio bolsillo (bien gastado, por supuesto), para poder mostrarles mínimamente el mundo, a través de esta ventana que es internet y que sin ella nadie podría conocerlos. Para que tengan una oportunidad y darles, al mismo tiempo, una escasa hora de paseo, si hay suerte.
Pues bien, pensábamos que el milagro se había obrado, que por fin su nombre le había proporcionado, al final, un poco de suerte, y una buena familia se había interesado por él. Esta semana, la familia lo conoció. Buscaban un mestizo y no les importó el estrés que acumula ni la edad que tiene. Ni la ayuda que tendrían que proporcionarle para arreglar esos cuatro años de encierro.

Pero el destino fatal no solo le ha querido gastar una broma de mal gusto, sino que le ha preparado un revés fatal. Este domingo, cuando la familia lo volvía a visitar, resulta que los veterinarios del centro han decidido que Lucky pase a ser PPP. ¿El motivo? Parece que por su comportamiento. Este estrés del que hablábamos, y un test ADN sorpresa (recordemos que lo pagamos los ciudadanos) que determina que tiene un 30% de un primo segundo lejano de PPP. Cuatro años siendo mestizo y ahora que tenía una familia, resulta que se le debe modificar la raza. Justo ahora. No hace un año, o dos o tres.
Lucky se ha quedado a la puerta de salida y con una condena de por vida, ya que probablemente, con esta decisión vitalicia, ya no se irá nunca más. Esta decisión que no deja de sorprendernos, aunque pensábamos que estábamos curados de espantos ante tantas decisiones poco acertadas, sin ánimo de ayudar a los animales, injustas y poco éticas, dejando un rastro de víctimas a su paso.
¿Decisiones de acuerdo con la ley? Parece que sí. Pero crueles y poco empáticas, cuando hay otras maneras de ayudar y salvar las vidas de estos perros.
Felicidades, Lucky, ahora tienes una raza que te sentencia a morir solo.