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Trenes de los catalanes que salvaron vidas en la riada del 62
Las fuertes precipitaciones del 25 de septiembre del 62 paralizaron los trenes
Las fuertes precipitaciones del 25 de septiembre del 62 paralizaron los trenes | FGC

La riada de septiembre de 1962 al Vallès Occidental dejó un balance de casi 1.000 personas muertas o desaparecidas. Fue el peor desastre natural del siglo XX en Cataluña y significó un drama humano y económico que afectó en las poblaciones de Terrassa, Sabadell y, sobre todo, Rubí. Cayeron 95 litros en 45 minutos y la riera de Rubí transportó más agua que el Ebro.

Las más de 40 rieras del Vallès se colapsaron en solo una hora

Las más de 40 rieras del Vallès se colapsaron en solo una hora. El importante movimiento migratorio de los años 60 había hecho aumentar drásticamente las ciudades del cinturón de Barcelona como por ejemplo Terrassa, Sabadell y Rubí. Esto supuso la construcción de miles de viviendas en lugares inusuales y potencialmente peligrosos como son rieras y lechos de ríos, en principio, secos.

En medio de aquel caos, los trenes de los Ferrocarriles de Cataluña tuvieron un papel fundamental en el salvamento de muchas personas. En los tramos situados en medio del Vallès, las vías quedaron totalmente inutilizadas, con puentes caídos, trenes hechos chatarra y raíles deshechos. Uno de aquellos trenes, el que tenía que llegar a las diez de la noche en Terrassa, supuso el salvamento para muchos viajeros que no daban crédito a aquello que veían a su alrededor.

Francisco Duce, el maquinista que conducía este tren

Francisco Duce, el maquinista que conducía este tren, tuvo un papel clave para los viajeros. Al ver que la fuerte lluvia era muy peligrosa para la circulación, decidió parar el tren en una explanada situada antes de llegar a Terrassa. EL agua llegaba a las puertas del tren y abrirlas habría supuesto la inundación de los vagones. Duce, aduciendo que la seguridad de todos los viajeros era lo más importante decidió no abrir las puertas ni ante las exigencias de algunos viajeros que creían que podrían salir nadando. Finalmente, los pasajeros que iban en el tren salieron sanos y salvos pasadas las doce de la noche.

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