Querría recuperar el recuerdo de uno de los pasajeros que había en el tren de los Catalans que estuvo a punto de sufrir una desgracia de grandes dimensiones durante las riadas de septiembre de 1962 en el Vallès.
El hecho es que el tren de los Catalans, que había salido a las nueve de la noche de plaza Cataluña con un centenar de personas dentro, se encontraba entre las Fonts y Terrassa cuando decidió parar, debido a la fuerza de la tormenta. Por suerte ya había pasado el puente del barrio, que poco desprendido se acabó hundiendo.
Con el tren parado, los pasajeros podían iluminarse con los relámpagos
Con el tren parado, los pasajeros podían iluminarse con los relámpagos y ver como el agua que los rodeaba se llevaba todo tipo de coches, árboles, etc. El maquinista, que tomó la decisión de parar y esperar que pases la tormenta, se llamaba Luis Ruiz, y con sus ayudantes consiguió que los pasajeros no abrieran las puertas para bajar, tal y como era su primera intención.
Quienes lo vivieron dicen que fueron más de dos horas de una incertidumbre total
Quienes lo vivieron dicen que fueron más de dos horas de una incertidumbre total, no sabían que pasaba pero poco a poco el miedo los invadió. Dicen que el tiempo pasaba muy despacio y que no dejaban de temer pensando que quizás el tren seria también tragado por la tromba de agua. Parece que algunos lloraban mientras otros rezaban; pero el hecho es que el tren resistió y pasada la medianoche, cuando empezó a bajar el nivel del agua, decidieron abrir las puertas y con un tipo de antorchas improvisadas, hechos con papel de diario se pudieron iluminar para poder volver a pie hacia sus domicilios. Según dicen, el maquinista y sus ayudantes se quedaron en el tren hasta que los vinieron a rescatar al día siguiente.