El día de Navidad del año 1704 una bola de fuego cruza Cataluña y se estrellaba en las cercanías de Terrassa, en la jurisdicción de la Universat Foránea de Terrassa. Varios testigos observaron el paso del meteorito; Joan Ferrer Bordilla, notario de Verges; Francesc Castellví, noble de Montblanc, Francesc Gelat, campesino de Santa Susanna del Maresme; Joan Solar, médico de Barcelona. Todos ellos dieron fe del paso de una bola de fuego que cruza el cielo de Noreste en Sudeste. Un n estudio liderado por el investigador de la Universitat Politècnica de Catalunya · BarcelonaTech (UPC) Jordi Llorca revelaba el origen de dos fragmentos.
También dejó constancia el barcelonés Josep Bolló, que en 1717 recordó aquellos acontecimiento mediante un espectacular dibujo del meteorito en un cuaderno, junto al cual anotó «fue una cosa mucho orrorosa axí para encontrarse lo emisferi muy claro y ceré como por lo grande rimbombo y resplandor feudo, y segundo hemos orservat se puede decir que era un presagio de las miseries y calamidades que ha sufrido y sufre todo lo Reino de España y más en particular lo Principado de Cataluña». Efectivamente la caída de otros meteoritos caídos a la Tierra han estado interpretando como señales divinas o augurios de acontecimientos futuros, principalmente de fatalidades. Y así fue interpretada la caída de este meteorito, asociándola como precedente de la Guerra de Sucesión y la invasión de Cataluña las tropas felipistes.
Dos fragmentos de roca de más de un kilo de peso
Miquel Batllés y Torres, heredero de Can Torres de Matadepera deja escrito un libro de notas, que inició en 1699. En una de las páginas dejó constancia del hecho de la caída del meteorito. «Miquel Batllés i Torres, hereu de Can Torres de Matadepera deixa escrit un llibre de notes, que inicià l’any 1699. En una de les pàgines deixà constància del fet de la caiguda del meteorit. Lo any 1704 al mes de dezembre, lo die 25 que comptam lo die de Nadal, die de la nativitat de Nostre Senyor al vespre en ves toch de havi Maria, se veyhé una senyal al cel molt escarrifós y espantós, que no.l veyé ninguna presona cristiana que no tingué por y gran susto de Déu NostreSentor, y lo senyal jo Miquel Batlles lo vax veure y fou de aquesta menera que.s veyé de tota la cristiandat, segons dihuen molta gent docta y entessa, lo senyal se ha certa de ser allà de hont hés lo sol a la estiu al mitx del die y de pertot se.l veyè, totom sobre de ell, y també sentí la gran remor. I.s que dita senyal, tot en sarè que no.s veya cap núvol en lo món, y féu clarejà la terra com un llampech, y aleshores alsí lo cap al cel y vatx veure un tros de cel bon y obert ab un forat rodó que y auria passat de correguda qualsevol casa de Catalunya, y se veya dit forat tot vermell de foch molt ardent, y estigué obert lo espay de un credo, y lo fum que.n va axí estigué més de una hora y mitge antasno deshapagué, y en continent que la senyal del foch Can Falguera / foto Joaquim Verdaguer agué deshaparagut, se sentí dal del cel com un tir d’artilleria y de aquex un altre u altre y després comensaren a sentir los tirs espessos, que de ninguna menera se posquien comptar, y després se resolgueran dits tirs com una bonió de mal temps y això durà dit suroy dalt el cel lo espay de un quart de hora, y sempra se sentia sobra lo cap de una homa allà de hont se veyé lo senyal del foch, y tottom espantat de veure lo que.s veya y sentir lo que sentia, tot en sarè dalt del cel, y ab algunas parts digueran que aleshores ab la bonió caygueran unes pedras negres del cel que passaven tres lliuras u altres dues y mitge. Digueran que en la Torra d’en Maduxé de4 Sant Julià d’Eltura ne avia cayguda una, y a cassa Falguera de Sant Pera de Terrassa una altra , y ab moltes altres pars tanbé es digué que.n vien caygudes, però aqueixas pedras no las avem vistes y per rahó de Estathocreyhem, perquè lo dit senyal y suroy és axís, ab moltesprèdicas, t de les pedresmay n’an partlat.”