MónTerrassa
Un modelo alimentario que promueve la autonomía de los usuarios

El Ayuntamiento de Terrassa ha impulsado un nuevo modelo alimentario: Una propuesta «dinámica y flexible» que optimiza los recursos alimentarios, adaptada a las circunstancias individuales, y para garantizar una alimentación saludable. Según explica el Consistorio en un comunicado, este nuevo modelo quiere «ir más allá» de la provisión de alimentos y quiere considerar las necesidades personales de cada persona usuaria para mejorar su calidad de vida. El proyecto da cobertura además de 5.000 personas, principalmente familias.

Este cambio viene de un proceso de reflexión de los equipos básicos de los servicios sociales con el objetivo de «pautar, guiar, concretar y unificar la mirada en la hora de gestionar los recursos y priorizarlos según el caso de necesidad». Según apuntan, durante los últimos años se ha incrementado «de forma importando» el número de familias receptoras de recursos alimentarios, y el modelo de banco de alimentos ha dejado de ser lo más eficiente como respuesta mayoritaria.

Por el teniente de alcalde de Acción Social y Ciclos de la Vida y regidor de Servicios Sociales, Noel Duque, «había que ir dejando las cestas de alimentos que dan una respuesta assistencialista y que pueden crear dependencia y repensar el modelo».

Poner el individuo en el centro teniendo en consideración las suya situación personal y social

Así pues, se ha propuesto este nuevo proyecto, que quiere priorizar el derecho a la alimentación «poniendo el individuo en el centro», porque tiene en consideración sus necesidades personales. «Queremos ofrecer una mirada diferente a la distribución de los recursos alimentarios, y atender las personas de acuerdo con su individualidad de una manera que mejore su calidad de vida», explica Duque.

También informan que el nuevo modelo incorpora una reflexión conjunta con las personas usuarias y las incorpora para decidir cuál es la mejor opción para cubrir sus necesidades, teniendo en cuenta su situación personal y social. En definitiva, la nueva estrategia busca «definir los recursos según las características y situaciones de cada persona receptora y evitar la generación de efectos de estigma».

Necesidades sociales, vinculación en el territorio, las condiciones para cocinar o factores de salud

Cuando se detecta una demanda, se entrevista a la persona para reflexionar conjuntamente sobre su situación y qué es la mejor manera de atenderla. Se tienen en consideración «las necesidades sociales, la vinculación en el territorio y requisitos de espacios de relación, las necesidades de vivienda que afectan a tener o no cocina propia, y la carencia de suministros energéticos o de condiciones adecuadas para cocinar». Aparte también se contemplan «los factores de salud, la carencia de autonomía para desplazarse o cocinar y las dificultades para gestionar la medicación con las comidas».

Cooperación publico-social

En este cambio se apuesta por la cooperación publico-social. En el proyecto, el Ayuntamiento colabora con entidades sociales e iniciativas privadas no lucrativas que forman parte del tercer sector, tal como informan al comunicado. Para conseguir sus objetivos, la ciudad dispone de 26 proyectos que forman parte de tres recursos alimentarios principales: El Rebost (que incluye la distribución de alimentos no cocinados), las Ayudas Sociales (que incluyen las ayudas económicas, la distribución de alimentos cocinados, las ayudas de apoyo alimentario a la infancia y la adolescencia y los proyectos comunitarios y recursos de urgencia) y las Tarjetas Monedero.

Aparte, el Ayuntamiento ha establecido un plan piloto con Creu Roja que quiere garantizar que las personas sin techo que recibían una ayuda puntual de bocadillo puedan disfrutar de una comida digna completa en el comedor de la Andana, en el paseo del Veintidós de Julio.

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