La Comisión de Entidades por la Salud Pública de Terrassa ha emitido un comunicado en el que exponen cómo está el estado de los futuros CAP de Terrassa. La valoración es agridulce, ya que, por un lado, hay esperanza, pero por otro viene acompañada de mucha decepción. La actualización que ha hecho la plataforma viene motivada después de la reunión mantenida el pasado día 15 de mayo con el Ayuntamiento de Terrassa y con la gerencia del Área Metropolitana Norte del CatSalut. Se trataba de la cita periódica acordada a tres bandas para mantener una comunicación fluida y el máximo de transparencia posible sobre la situación sanitaria en nuestra ciudad y de los equipamientos que están pendientes de construcción.
La primera novedad que se informó es que el CUAP-CAP y el nuevo CAP Nord incorporarán una dotación del Servicio de Emergencias Médicas. Salud comunica que se mantiene el calendario previsto de inicio de las obras a principios de 2027, porque aún quedan algunos trámites pendientes. Tampoco se ha movido la fecha estipulada para la ampliación del CAP Sud. La Comisión lamenta que las obras no comiencen hasta 2028, lo que consideran «muy grave», y apuntan que aún no hay previsto ningún presupuesto para esta actuación.
El desdoblamiento del CAP Rambla, estancado
No obstante, quizá la principal decepción es el futuro desdoblamiento del CAP Rambla. En la reunión se les confirmó que los terrenos donde se debe ubicar este nuevo CAP aún están por decidir. Hay dos solares en disputa, como ya se dijo en la reunión del pasado mes de febrero, pero «después de tres meses, aún no se ha concretado dónde. Únicamente el Ayuntamiento ha hecho una visita para cubrir el expediente». Desde la Comisión critican que «hay una falta de agilidad e interés de nuestras instituciones para solucionar el problema sanitario de nuestra ciudad» y señalan que es clave la «presión ciudadana para lograr que se mantengan los compromisos».
Más allá de los equipamientos, la Comisión aprovechó para recordar otros problemas, especialmente en el ámbito de la Atención Primaria (listas de espera, cambios de citas, gestión telefónica, etc.) y en salud mental (difícil acceso a un psicólogo, retraso en el CSMIJ, falta de recursos y coordinación entre Educación, Derechos Sociales y Salud, y falta de camas). Finalmente, se puso sobre la mesa la saturación de las urgencias y la falta de personal en los centros.