Por cada 100 trayectos en vehículo privado, en el Barcelonès hay 181 en transporte público, una cifra que baja en picado hasta el alrededor de 25 en el Vallès Occidental y en el Baix Llobregat, y a 10 en el Maresme. En Osona o en el Berguedà, por cada 100 viajes en coche, hay dos con su alternativa, según datos de las Encuestas de Movilidad en Día Laborable (EMEF) del ATM e instituto Metrópoli .
En cuanto a los perfiles sociodemográficos, el EFEM de 2023 revela que los hombres tienden más a conducir vehículos privados que las mujeres (38,4% frente al 26,7%, teniendo en cuenta que en los dos casos la movilidad activa es la más popular). La franja de edad que coge más el coche es la de 30 a 64 años.
El presidente de la Federación Catalana de Vendedores de Vehículos de Motor (Fecavem), Jaume Roura, dice a la ACN que la movilidad privada es “un bien social y un signo de libertad y necesidad”, y que ahora mismo está “perseguido injustamente” con el argumento de la contaminación, a pesar de que en algunos casos no hay alternativa. Así, cree que “guste o no guste” se tiene que poder continuar haciendo uso. También destaca que el coche es especialmente útil “para ir a trabajar” y “fuera de las horas” en que opera el transporte público.
«Mucho trabajo a hacer»
Por el contrario, sobre las cifras inamovibles de las dos alternativas en los últimos veinte años, el presidente de la Plataforma por el Transporte Público, Adrià Ramírez, cree que “queda mucho trabajo para hacer” y exige “políticas valientes” para promover los medios “sostenibles”. Además, dice que se tiene que conseguir que se tiene que conseguir un “incremento” de los transportes que él defiende, pero “que no se vea compensada” por un aumento de vehículos privados, como ha pasado hasta ahora.
A su vez, sobre la asimetría entre la cantidad de conexiones disponibles dentro o fuera de la capital, Roura recuerda la propuesta de construcción de grandes zonas de estacionamiento en las entradas de Barcelona porque los conductores dejen el coche y cambien al transporte público, pero “no se ha querido resolver el tema” desde las administraciones, a quienes pide diálogo.
En cambio, Ramírez no lo ve necesario, puesto que, además de Cercanías –de quienes critica que no sea bastante “eficiente”–, recuerda los servicios de buses interurbanos con frecuencias de “15 o 20 minutos”. “No hace falta que hacemos bajar todo el mundo 30 o 40 kilómetros en coche y aparquen justo en la entrada de Barcelona, es suficiente con quién cada cual se desplace en la ciudad más próxima de más de 15.000 habitantes, que suelen tener un buen servicio de transporte público”, apunta.
Entre Barcelona y el resto de la Región Metropolitana de Barcelona (RMB), un territorio que incluye capitales como Vilafranca del Penedès, Vilanova i la Geltrú, Terrassa, Sabadell o Mataró, las dos opciones están equilibradas, pero entre estos municipios y los que sí que forman parte del Área Metropolitana descartando la capital, como por ejemplo L’Hospitalet de Llobregat, Badalona, Sant Cugat del Vallès o Sant Boi de Llobregat, el vehículo privado suma 486.600 trayectos diarios, y el público, 116.700. Además, los desplazamientos en coche solo entre municipios que quedan fuera del CON prácticamente multiplican por manantial los viajes en movilidad pública.