Ya se han hecho sentir las primeras quejas por la ubicación de los antiguos adoquines en el Passeig de Terrassa. Desde hace unos días, los operarios colocaron una gran pastilla cuadrada donde se podían ver y pisar el que había sido el histórico pavimento y que salieron a la luz en los primeros días de las obras de reurbanización de este vial.
El malestar ha sido transmitido desde la asociación Prou Barreres, que ha manifestado que «los adoquines se pueden utilizar en otros espacios, pero no en un itinerario de de peatones», y recuerdan que todavía queda mucho trabajo a hacer para conseguir «una Terrassa inclusiva y coherente con el Pacto Terrassa por la Accesibilidad. En este sentido, consideran que dejar puestos los adoquines en este espacio del Passeig, «debilita al Pacto por la accesibilidad universal y a la vegada a la Oficina técnica por la promoción de la accesibilidad». Han trasladado su queja al gobierno municipal y también a la Oficina del Síndic Municipal de Greuges.
Un hallazgo inesperado que hizo cambiar los planos
Las obras de urbanización del Passeig del Compte d’Ègara de Terrassa empezaron a mediados del mes de enero. La primera fase de los trabajos afectaba el tramo izquierdo de la parte norte del vial, desde la plaza del Doctor Robert hasta la calle Font Vella. Fue al cabo de pocos días de empezar el escombro que los vecinos se dieron cuenta que debajo del cemento aparecían los adoquines. Esto causó cierto alboroto entre los partidarios de conservarlas y los que consideraban que no hacía falta.
A pesar de que en el proyecto inicial no se contemplaba el uso de estos adoquines antiguos, el gobierno modificó levemente los planos para incorporar un pequeño trozo a modo de recordatorio a la memoria histórica de la ciudad. Parece pero que la ubicación escogida no ha sido la deseada para los colectivos que defiendan los derechos de las personas con movilidad reducida.
Actualmente, con las obras de este tramo ya finalizadas, los adoquines ocupan un espacio encapsulado entre las más tradicionales adoquines de color naranja. Estas piezas de color terroso se utilizan al resto de la ciudad para indicar que son «para peatones», y han sido pensadas porque recordamos que la zona del Passeig también forma parte de la ampliación de la isla de peatones, con distintivo propio y de acceso restringido solo a los vecinos.