MónTerrassa
Mira cómo era la rambla d’Ègara de Terrassa sin urbanizar
El Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica de Cataluña (mNACTEC) dispone de una imagen singular y poco conocida de la rambla d’Ègara, donde se encuentra el edificio del Vapor Aymerich, Amat i Jover, actual sede del museo. La fotografía muestra una Rambla aún por urbanizar y el Vapor modernista Aymerich, Amat i Jover recién inaugurado. Forma parte de una serie de 38 postales dedicadas a imágenes destacadas de la ciudad de Terrassa realizadas en el año 1911.

Esta imagen es la duodécima de la colección, hecha por el fotógrafo Josep Boixadera i Ponsa y por el impresor Josep Obradors i Pascual, y publicada en 2009 en el libro Terrassa, territori postal de Rafael Comas, Ana Fernández y Montse Saludas.

A finales del siglo XIX la Rambla estaba canalizada desde la Rasa hasta la carretera de Martorell

A finales del siglo XIX la Rambla estaba canalizada desde la Rasa hasta la carretera de Martorell, como nos explicaba Joaquim Verdaguer. El maestro de obras Joan Carpinell, siguiendo las instrucciones de la Comisión de Fomento del Ayuntamiento de Terrassa, redactó un proyecto de prolongación de la futura rambla en dirección norte, desde la plaza de Enric Granados, confluencia con la calle de Volta y la Rasa, siguiendo la misma línea recta del eje del tramo central de la Rambla es decir, no por el actual trazado que hace curva hacia la izquierda arriba, siguiendo el lecho de la riera del Palau.

La proyectada configuración en línea recta tendría la salida al paseo Veintidós de julio a la altura de la calle Sant Gaietà

La proyectada configuración en línea recta tendría la salida al paseo Veintidós de julio a la altura de la calle Sant Gaietà (haciendo chaflán), dándose el caso de que la calle Mare de Déu dels Àngels tendría salida a la Rambla en diagonal a la altura de la calle Montserrat.

El proyecto fue presentado y aprobado por el Pleno del Ayuntamiento el 28 de octubre de 1886. Pero, no se hicieron esperar las alegaciones y presiones de notables terrassenses, como Joaquim de Paz, abogado y ex-senador, entonces residente en Barcelona, así como la de Antoni Sala i Sallés, padre del que más tarde sería el conde de Ègara, Alfons Sala. Estos dos próceres de la ciudad eran los propietarios de las tierras, las cuales, la proyectada Rambla dividía en diagonal.

Sus alegaciones hacían referencia a la precaria situación económica del país y porque, en estos terrenos tenían proyectadas la construcción de naves industriales que serían beneficiosas para la ciudad.

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