Bandadas de cigüeñas sobrevuelan el cielo de Terrassa. Este miércoles, día 10 de septiembre, los terrassenses no podían evitar mirar hacia arriba. La extensión de aves batiendo las alas era espectacular. No eran una o dos, ni cinco o diez. Sino decenas que daban vueltas buscando los puntos más altos de la ciudad para poder descansar un rato. Como es habitual, las emblemáticas chimeneas que tenemos son uno de sus lugares predilectos para hacer parada. También las grúas que se alzan y que, desde hace ya meses, tenemos esparcidas por el municipio. Especialmente, buscan la zona más oeste y sur, Ca n’Aurell, La Maurina, La Cogullada o la parte del Centro más cercana a la Rambla de Ègara.
Este verano no ha sido la primera vez que las hemos visto. A finales del mes de agosto tuvimos una primera tanda. Y es que, a diferencia de otros años, llegaron unos días antes. Lo más habitual es verlas en septiembre, incluso, hasta mediados de octubre, especialmente en los veranos que son más calurosos. ¿Y qué vienen a hacer? Pues que Terrassa se ha convertido en parada obligada para las cigüeñas. Desde hace ya unos años, su GPS ya les marca nuestra ciudad como uno de los puntos agradables para detenerse unos días y descansar en su ruta de migración hacia tierras más cálidas, hacia el sur.
Una parada obligada en la ruta migratoria
El año pasado, también las captamos en algunas grúas. En 2023 se concentraron en Can Jofresa, mientras que en 2020 tuvimos una buena invasión, concentrándose en edificios de los barrios anteriormente mencionados y fue todo un espectáculo captarlas en la chimenea de la bóbila Almirall, en la plaza de la Asamblea de Cataluña. Este año, parece que la chimenea de la antigua fábrica Saphil se ha convertido en su lugar predilecto.
Habitualmente, las cigüeñas siguen los cursos de los ríos, como el Llobregat, y aprovechan las bolsas de aire que las empujan hacia las tierras africanas, pero tampoco resulta anormal que se desvíen -temporalmente- de la ruta fijada. Con unos fuertes vientos, sería más que plausible pensar que se han podido alejar unos kilómetros de su ruta. Y, al final, después de ver que año tras año van apareciendo en Terrassa parece que no es por descuido o desorientación, sino que vienen expresamente aquí.
Además de cigüeñas, de vez en cuando, también se han podido ver bandadas de flamencos en el término municipal, con su característico color rosa.
