Las tormentas de otoño son habituales en Terrassa. No debe extrañar que lleve días lloviendo. Aunque la memoria meteorológica es corta y olvidamos lo que sucedió. Vivimos jornadas trágicas por los efectos mortales de la DANA en Valencia, y en nuestras tierras siempre recordamos las riadas de septiembre de 1962. Hoy, lunes, día 4, recordamos un noviembre de hace 41 años. En tan solo 3 días, en Terrassa cayeron más de 300 mm. En solo 4 horas cayeron 220 mm registrados en la estación de la placeta de la Creu.
El episodio de temporal fue brutal, y las rieras se llenaron hasta arriba, y en algún tramo terminaron desbordándose. Josep Maria Gibert relata que «fue notable la concentración de la precipitación a lo largo de la cuenca del Llobregat, desde L’Hospitalet hasta Terrassa, con una serie de tormentas encadenadas de enorme intensidad. La carretera de Terrassa a Rubí fue engullida por el aguacero antes del puente de la Riera de les Arenes, y se llevó un coche con su ocupante». La mayor cantidad de agua fue en plena madrugada, lo que evitó daños mayores.
Desbordamientos e indefensión ciudadana
Los valores máximos de precipitación en 24h se produjeron durante el día 7, superándose los 200 mm en puntos del Vallès Occidental y el Barcelonès. En Rubí cayeron 331,5 mm, en Terrassa 313,0 mm y en l’Hospitalet de Llobregat 249,1 mm en unas 28 horas (de las 03 UTC del 07/11/1983 hasta las 07 UTC del 08/11/1983). De los valores acumulados durante el episodio (de las 07 UTC del 06/11/1983 hasta las 07UTC del 09/11/1983) destacan los 346,5 mm en Rubí, 333,0 mm en Terrassa, 254,8 mm en la Molina y 252,8 mm de l’Hospitalet de Llobregat.
En el blog del Servei Meteorològic de Catalunya se recuerda la catástrofe que supuso especialmente para las comarcas del Baix Llobregat, Barcelonès y Vallès. El azar hizo que este temporal cayera exactamente en los mismos días que los aguaceros del 82. Del 6 al 8 de noviembre, las cabeceras de las cuencas del Llobregat sufrieron desbordamientos muy graves, provocando daños materiales y humanos importantes. Por ello, este nuevo episodio, un año después, causó un gran impacto social, ya que aún quedaban infraestructuras que no se habían terminado de arreglar. Todo esto produjo una destacable sensación de indefensión entre toda la población.
Desde Meteocat, explican que la situación meteorológica durante el episodio vino caracterizada «por un fuerte temporal en superficie del sureste, provocado por el paso de una profunda perturbación presente en todos los niveles de la troposfera. Esta depresión se desplazó desde el Golfo de Cádiz, la madrugada del 6 de noviembre, hasta Cerdeña, la madrugada del día 8, atravesando las Baleares por el sur durante el día 7. Esta borrasca provocó un marcado flujo de viento húmedo y cálido del sureste en capas bajas y del sur en capas altas, inyectando a todos los niveles una masa de aire potencialmente muy inestable, produciendo los importantes aguaceros del 7 y 8 de noviembre».
Todo esto hizo que los aguaceros del día 7 desbordaran de manera violenta numerosas rieras afluentes del río Llobregat por su ribera izquierda, el cual también salió de madre puntualmente en su curso bajo, anegando numerosos campos. Desde la Riera Blanca en l’Hospitalet de Llobregat a la Riera de la Païsa en Sant Joan Despí, de la Riera de Vallvidrera en Molins de Rei a la Riera de les Arenes en Terrassa y Rubí. Cabe destacar también que muchas calles de la ciudad de Barcelona se convirtieron en torrentes de agua por la fuerte intensidad de la precipitación, inundándose bajos y garajes.

