Este es un proceso anunciado desde hace meses para que la empresa municipal Taigua se deshiciera de la histórica planta potabilizadora de Abrera y se concentrara únicamente en la gestión del agua en la ciudad para redirigir sus inversiones. Se le dio la luz verde en el consejo de administración de la sociedad hace un mes y se ha aprobado definitivamente este viernes en el pleno municipal de diciembre. Ha sido con el visto bueno del equipo de gobierno -Tot per Terrassa y Junts- y ERC, la abstención del PSC y los votos en contra del PP y Vox. A partir del próximo uno de enero, será el Ens d’Abastament d’Aigua Ter-Llobregat (ATL), de carácter público, quien asuma la titularidad a cambio de compensar a Taigua con 6,18 millones de euros y cobrando, ahora, a la empresa municipal el suministro con el compromiso de invertir 17 millones en la mejora de la planta y la calidad del agua y un canon progresivo hasta 2028.
De hecho, se trataba de dos convenios. El primero es el del nuevo suministro en alta, desde el Baix Llobregat, y que se desdobla entre una cuota fija y otra variable. En la fija, se parte en 2026 de una tarifa por debajo de los precios de ATL de 4,6 millones de euros para pasar a 4,8 millones en 2027 y equipararse, en 2028, a los cinco millones de cuota de reserva habitual del ente. Y con una cláusula en 2028 de mantener la progresividad en función de las circunstancias. El segundo convenio es el propiamente de la reversión de la planta como proceso que estaba previsto por la ley catalana y que se ha querido adelantar. Entre otras cosas, para que ATL construya una balsa de homogeneización y el agua deje de tener el mal sabor que aún tiene hoy.
Los socialistas cuestionan que no suba de golpe la factura en 2028
En el debate de estas dos aprobaciones, se visualizó lo que había sido el equipo de gobierno, cuando aún hace algo más de un año ERC formaba parte, y la oposición. Con un grupo socialista crítico con esta reversión, que también proviene de una removida municipalización del servicio en 2018 en medio de la dimisión del entonces alcalde socialista, Jordi Ballart, y hoy jefe alcalde por TxT. Y aunque fuera otro alcalde socialista, Alfredo Vega -ahora en el consejo de administración de Taigua-, quien lo consolidara.

El concejal del PSC Javi García ha justificado la abstención de su grupo diciendo que esta reversión de la planta de Abrera -que había construido la privada Mina d’Aigües de Terrassa en 1941- «les genera dudas». «Se puede afirmar que hay una pérdida de independencia de la ciudad de Terrassa», ha manifestado García. El concejal, además, ha puesto en duda el cálculo del equipo de gobierno que prevé un saldo negativo de 110.000 euros en 2026 entre el pago del suministro a ATL y el ahorro del mantenimiento y las inversiones en la planta. Según él, las pérdidas serían más bien de un millón y medio, porque considera que no se les ha proporcionado las cifras necesarias. Por este motivo, García advierte que, a pesar de la congelación de la factura del agua para los terrassenses en 2026 y, a su parecer también en 2027 porque es año electoral municipal, no se sabe «el impacto que habrá en 2028».
Reche garantiza un control del servicio desde el propio municipio
A esto, la teniente de alcalde de Ciclos del Agua, Patricia Reche, ha contestado que Terrassa continuará teniendo «el control del agua». «Aunque ATL suba mucho la tarifa, no habrá un aumento repentino de la factura y, además, ATL nos asegura una mejor calidad», ha remarcado saludando, por otra parte, al director del ente, David Vila, que se encontraba entre el público en la sala de plenos. Reche ha recordado que Taigua podrá invertir, ahora, cinco millones de euros anuales en la red en baja en el municipio terrassense, «sin necesidad de subir el precio».
El concejal de ERC Josep Forn ha incidido en el mismo sentido e, incluso, ha afirmado que «Terrassa gana en independencia financiera porque se tendrá una mayor capacidad» para las inversiones en el municipio. Y ha criticado que el PSC ofreciera, al consejo de administración, alternativas de gestión de la planta de Abrera con otras empresas privadas. La concejala de Junts, Montse Caupena, también ha considerado que la actual operación «es mucho más que un trámite, porque garantiza la continuidad del servicio».

En su caso, la portavoz del PP, Marta Giménez, ha resaltado que esta reversión no les genera «ninguna confianza». «Cuando municipalizaron el servicio ahora hace siete años, nos dijeron que la factura no subiría, y eso que Terrassa está por debajo del consumo medio en Cataluña», se ha quejado Giménez. La más dura ha sido la portavoz de Vox, Alicia Tomás, que ha llegado a calificar la operación de «estafa», debido a la compensación que ATL hace a Taigua por la planta. Y ha preguntado qué se pagará en la factura en 2028, cuestionando también que no haya un aumento repentino.
En las respuestas a los diferentes grupos municipales, Reche ha querido poner de manifiesto «las guerras de desprestigio», que ha ocasionado todo este proceso. Aunque ha reconocido que se hubiera podido explicar mejor la operación. Y ha asegurado que se seguirá viendo con los otros alcaldes afectados por esta reversión -de Matadepera, Viladecavalls y Ullastrell-, junto con los responsables de ATL, para «resolver cualquier tipo de dudas».

