La Diputación de Barcelona habla de degradación extrema de La Mola por culpa de la masificación, y aprovecha el cierre del restaurante este mes de enero para hacer un replanteamiento global del espacio y poner manos a la obra. Los técnicos de la Diputación de Barcelona han explicado que los principales desperfectos que sufre el monasterio de Sant Llorenç del Munt son el desgaste de los pavimentos, los grafitis, los cierres, la iluminación de la iglesia o algunas construcciones que se han hecho los últimos años que han malogrado el conjunto histórico. Hay que añadir los bancales malogrados y la erosión, que hace que huesos de antiguos entierros afloren. En cuanto al entorno natural, han hablado de la erosión del camino de los Monjos por el paso de los burros que suben la comida y el material al restaurante, de vías de acceso no marcadas pero utilizadas, y la excesiva masificación. Y comentan que se suma la contaminacio sonora del generador que produce la eletricidad y que se escucha especialmente si se llega desde el camino que viene de los Óbits, el Montcau y el Coll d’Estenalles.
El diputado de Espacios Naturales e infraestructura Verde, Xesco Gomar, y el alcalde de Matadepera, Guillem Montagut, han presentado esta semana el plan de futuro de La Mola.
El conjunto monumental −que ha acogido los servicios de restauración, de información y de divulgación cultural y ambiental− se sitúa en una superficie de suelo protegido, de alto interés arqueológico y paleontológico, actualmente muy degradado. La elevada frecuentación (alrededor de 200.000 personas visitan anualmente la cumbre) y el tráfico de animales de carga (el transporte de mercancías se hace con estos animales, puesto que no se puede acceder con vehículo motorizado) ha incidido en la erosión del suelo, con impactos negativos en los ecosistemas naturales, ha remachado Xesco Gomar.
“No queremos buscar culpables. Agradecemos el trabajo que durante tantos años han hecho los propietarios del restaurante, pero ahora hay que avanzar y hacer los cambios necesarios para adaptar el espacio natural de La Mole a los nuevos requisitos”, ha añadido al mismo tiempo que remarcaba que los actuales concesionarios hayan recogido 14.000 firmas para evitar el cierre y las hayan entregado en el Ayuntamiento de Matadepera y a la Diputación. El diputado ha afimat que entiende los sentimientos de la gente, pero ha remarcado que era el momento de hacer un punto y aparte en el restaurante y desarrollar el plan de mejora integral de la cumbre y del edificio.
Xesco Gomar ha explicado también que han ofrecido ayuda a los concesionarios del restaurante para buscar un hogar de acogida para los burros que durante estos años han sido los responsables de llevar las mercancías.
La educación ambiental, epicentro de los servicios
“La primera actividad que tiene que acoger un espacio natural es la educación ambiental”, ha subrayado el diputado. El plan de futuro de la Mola sitúa como servicio principal lo relacionado con la divulgación del patrimonio natural y cultural. El monasterio y los entornos acogerán actividades de orientación, información y guiaje de los valores naturales, culturales y territoriales.
El resto de servicios se irán definiendo a partir de criterios ambientales. El documento prevé disminuir un 44% de la demanda energética, un 61% el consumo de agua, un 90% el volumen de mercancías y un 95% los desechos, cifras que comportarán la reducción del número de transportes.