La mañana del pasado 25 de marzo, unidades del ARRO (Área Regional de Recursos Operativos) se presentaron en la plaza de la Creu Gran y en la calle de la Societat de Terrassa para hacer efectiva la orden de desalojo impuesta por el juzgado números 2 y 3 de la ciudad de Terrassa. Se ponía fin a 25 años del Centro Social Okupado (CSO) Kasalet y de la vivienda okupada, el Kalitxet. Esto fue un duro golpe para el movimiento okupa de la ciudad que durante más de dos décadas se había apropiado de un espacio no solo para organizarse, sino también como espacio seguro y residencial para un reducido grupo de personas.
En ese momento, desde la Asamblea Okupa Terrassa ya se avisó que había intención de ocupar un nuevo inmueble. En estos meses ha habido algún intento, por ejemplo, en una casa de la calle de Catalunya. Los problemas estructurales del edificio, sin embargo, hicieron desistir de la idea después de hablar con las fuerzas de seguridad y acordar que no era seguro continuar allí. Sin embargo, el deseo se mantuvo.
«No venimos a generar conflictos»
Y este sábado, tres meses después, la entidad ha hecho pública una nueva okupación. En esta ocasión, se trata de una vivienda abandonada en la calle de Menéndez y Pelayo, en el barrio de Can Palet, la cual se «recuperó» hace aproximadamente una semana. «Nuestra voluntad es convivir de manera pacífica y constructiva con el vecindario. No venimos a generar conflictos, sino a rehabilitar un espacio abandonado y a aportar vida al barrio. Nos ofrecemos a colaborar y ayudar en todo lo que esté a nuestro alcance. Invitamos a los vecinos y vecinas a conocernos», han manifestado desde la Asamblea en un comunicado.
Aseguran que la casa estará ocupada por «jóvenes en situación de precariedad, algunas estudiantes, otras en paro o con trabajos con salarios insuficientes», que creen que no puede ser que el acceso a una vivienda digna «sea un privilegio, debido a alquileres desorbitados, exigencias de fianzas, avales y pagos anticipados que muchas no podemos asumir». Afirman que la vivienda que se ha ocupado se encontraba «en estado de abandono desde hace años, víctima de la especulación urbanística», y esto la hacía un candidato perfecto para «reivindicar el derecho básico a una vivienda mediante la recuperación directa de espacios vacíos».



