MónTerrassa
La soledad de una tragedia: un grito de auxilio tras una pérdida repentina

«Me quedé sola en una casa llena de dolor». Esta es la sentencia de una terrassense después de vivir uno de los días más duros de su vida, y que quiere ser al mismo tiempo un grito de alerta hacia las administraciones, que en los últimos tiempos tanto hablan de la necesidad de velar por la salud mental y bienestar emocional de la ciudadanía.

Los hechos ocurrieron este mes de julio, y Marina ha decidido dar el paso y contar a MónTerrassa su experiencia con un objetivo primordial: «no quiero que esto le vuelva a pasar a nadie». Recuerda que era «verano y hacía calor» pero que para ella aquella madrugada se convirtió en «el día más frío de mi vida». Y es que al despertarse por algún motivo que no sabe explicar, se encontró tendido en el suelo, sin conocimiento, «mi pareja, mi amor y compañero de viaje». Rápidamente, llamó al teléfono de emergencias 112, que le dieron unas indicaciones y activaron la alerta.

«Llegaron rápido, aunque a mí me pareció una eternidad», recuerda. No tiene ninguna queja de su actuación. Incluso pudieron recuperar el ritmo cardíaco de Juan Carlos durante unos instantes, «suficiente para hacerle un diagnóstico con un electrocardiograma. Era un luchador, pero el ataque pudo con él. A pesar de todos los esfuerzos, murió allí, delante de mis ojos».

Aquí, sin embargo, comenzó la segunda pesadilla. A la pérdida mental de su ser más querido se añadió el vacío físico. «El médico constató que no respiraba. Me dejó unos papeles y todos se despidieron. Lo siento, adiós, me dijeron. Y todas esas personas que ocupaban el comedor y parte de la casa, de repente, desaparecieron y me dejaron en la soledad más absoluta. Durante casi una hora y media que nunca olvidaré», lamenta.

Ante esta situación vivida, Marina considera que debería existir «un protocolo para no dejar sola a una persona en una casa llena de dolor», y propone, por ejemplo, que «sería suficiente que una de las personas que ha intervenido en la emergencia se quedara hasta que llegara un familiar o que simplemente ayudara a quien ha vivido esta experiencia y que no se ve capaz de hacer nada, a contactar con alguien. Una persona que vele por su integridad emocional en esos primeros momentos. Sería suficiente para que el frío no fuera tan insoportable». La terrassense sentencia que «el frío más intenso no viene del invierno, sino de la ausencia y la soledad».

Els Dols reclama protocolos de acompañamiento en casos de muerte repentina

La vivencia de Marina ha interpelado a la Asociación Els Dols, entidad con sede en Terrassa que justamente, una de sus funciones, es acompañar a las personas en un proceso de duelo. Su presidenta, Kandy Guerrero, coincide con la terrassense y afirma que «nadie debería atravesar la muerte repentina de una persona querida en soledad». Subraya ante la experiencia acumulada que «las primeras horas después de una muerte inesperada marcan profundamente el proceso de duelo» y que «la presencia de un profesional puede aliviar un sufrimiento que, de otro modo, se vive como abandono, malestar y tristeza absoluta».

Por eso, desde la entidad consideran «imprescindible» que se puedan desarrollar «protocolos específicos y que se doten de recursos y profesionales formados para no dejar a nadie, completamente sola, en una casa que acaba de vivir una tragedia igual. No todo el mundo está preparado para recibir el impacto de la muerte». Y apuntan que es «urgente que los servicios de emergencia y de salud dispongan de tiempo, de medios y de coordinación, con más recursos comunitarios, para garantizar un acompañamiento mínimo hasta que lleguen familiares o redes de apoyo».

Desde Els Dols reivindican el «cuidado emocional» en estos instantes «límites» porque afirman que es «una responsabilidad colectiva y un deber institucional, no algo opcional o secundario». Invitan a las administraciones a tomar nota de estas situaciones, y han apostado por «saber acompañar», y no hacerlo como si fuera un gesto accesorio, sino «porque es una cuestión de dignidad y de derechos para quienes se enfrentan al día más frío de la vida».

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