A inicios del mes de julio del año pasado, el Ayuntamiento anunció que se habían hecho efectivas varias modificaciones aprobadas en la última Comisión del Nomenclátor de Espacios y Equipamientos Públicos de Terrassa, a través de un decreto firmado por el alcalde Jordi Ballart. Se trata de cambios acordados por unanimidad, algunos de los casos dando respuesta a iniciativas vecinales y ciudadanas. En total, siete plazas o espacios que pasarían a llamarse con otro nombre.
Entre estos estaba la hasta ahora llamada plaza de Joan Miró -que ya tiene un paseo-, que pasa a llamarse plaza del Exilio. Este martes, día 4 de febrero, aprovechando la conmemoración del Día Nacional del Exilio y la Deportación, el gobierno municipal ha aprovechado para visibilizar el cambio de nomenclatura. A partir de ahora, una placa ubicada al lado de la antigua capilla del barrio del Cementerio Viejo explica a los ciudadanos de Terrassa el motivo.

Un lugar de «encuentro, reflexión e inspiración»
«Hoy, con el cambio de nombre a la plaza del Exilio, no solo reconocemos el pasado, sino que miramos hacia el futuro con esperanza y determinación. Queremos transformar este espacio que representa el dolor en un símbolo de memoria y de justicia», manifestó la concejala de Memoria Democrática, Montserrat Caupena. El Ayuntamiento ha anunciado que, desde ahora, el día 5 de febrero quedará fijado en el calendario local e institucional para conmemorar a aquellas personas que «han tenido que abandonar de manera forzosa su país, a causa de la persecución política».
Caupena indicó que hasta ahora no había ningún evento o acto institucional en la ciudad dedicado exclusivamente al exiliado de Terrassa, si bien recordó que se han realizado varios homenajes a figuras destacadas del exilio, como Agustí Bartra o Anna Murià, o los mismos adoquines Stolperstein -a los cuales recientemente se han sumado diez nuevos-. Por ello, se decidió cambiar el nombre a la plaza, como muestra «de nuestro compromiso con los valores de la democracia, la paz y los derechos humanos. Que esta plaza sea un lugar de encuentro, de reflexión y de inspiración para las generaciones futuras», sentenció.

«No lo olvidemos nunca, ni dejemos de contarlo»
La acompañaron otros miembros de la corporación local y representantes de la Asociación de Vecinos del Barrio Universitario-Cementerio Viejo. También el historiador Josep Puy, que calificó la iniciativa de importante, pero recordó que se debe continuar «luchando por todas aquellas personas que se fueron y no pudieron regresar». El terrassense subrayó que «el exilio es un fenómeno con nombres y apellidos», y hay que continuar trabajando para combatir el olvido de una parte de nuestra historia. Puy fue conciso en su mensaje final: «No lo olvidemos nunca y, sobre todo, no dejemos nunca de contarlo».
El acto concluyó con una visita al local de la Asociación de Vecinos, que organizó una pequeña exposición vinculada justamente al exilio y deportación. La muestra se inaugura oficialmente este sábado, pero en el vestíbulo de la entidad ya se pueden ver los paneles con las decenas de imágenes de terrassenses y catalanes que tuvieron que dejar su hogar.
