MónTerrassa
La magnitud de la tragedia del 62 se conoció al día siguiente

Ríos desbordados, barro, coches amontonados, puentes desaparecidos, muertos, ataúdes, devastación, voluntarios… Seguro que estos días aún todos lo tienen en la retina. Y sí, hablamos de Valencia. Pero no solo de las tierras del sur. Estas imágenes las podemos encontrar en el año 1962 en Terrassa. Ramon Roset, ingeniero, empresario y asesor de empresas fue el responsable del almacén donde llegaban las ayudas de fuera, y describe para Món Terrassa lo que vio y vivió. «Todavía me acuerdo de muchas cosas», afirma. Aquella noche, la del 24 al 25, tenía que hacer unos estudios para una de las empresas que quedaron damnificadas por el aguacero. «Bueno, lo supe después. Permanecía en casa haciendo este trabajo. Llovía muy fuerte y de repente se fue la luz», recuerda. «No podía trabajar. Dije: «Cenemos. Y luego, si vuelve la luz, ya acabaré de hacer este estudio»».

«La luz no volvía, después de cenar tampoco, y decidí irme a dormir y levantarme más temprano para terminar el trabajo. O sea, que yo pasé esa noche, la de la riada, en la cama.» Cabe suponer que como miles de personas en Terrassa, desconocedores del mal que habían hecho las precipitaciones. Hasta que la gente no salió al día siguiente no supo bien qué había pasado esa noche. Sin conocer la magnitud de la tragedia. «Que llovía, sí, porque llovió y llovió fuerte, pero claro, no me imaginaba que hacia la parte de Sant Llorenç del Munt y toda la sierra de l’Obac hubiera caído tanta agua. Hablaban de 180 litros por metro cuadrado en cuestión de tres cuartos-una hora. Las medidas de aquel tiempo quizás tampoco eran muy exactas, o lo suficientemente apropiadas. No lo sé, si había demasiada». Lo cierto es que esta cantidad de agua, en tan poco tiempo, produjo una riada que tuvo resultados devastadores.

Lo que explica Ramon Roset deja claro que la tragedia afectó lugares concretos de Terrassa, pero no todo el municipio. La Rambla y la riera de Les Arenes son los focos centrales donde ocurrió todo. «Yo me levanté temprano para terminar el estudio. Terminado, cogí los papeles y me iba hacia la empresa, que era Aymerich, Amat i Jover (hoy Museo Nacional de la Ciencia y de la Técnica). El asesor de empresas relata que caminaba por la calle sin saber de ninguna manera qué había pasado durante la noche, sin imaginar qué había dejado el paso de la tormenta. Cuando pasó por el puente del Paseo se encontró con un trabajador que conocía. «Me preguntó a dónde iba y le dije que hacia la empresa, tan tranquilo. Él me explicó más o menos lo que había pasado. Entonces, en lugar de ir a la empresa, ya me dirigí directamente hacia el Instituto Industrial, que es donde teníamos la oficina de productividad. Cuando llegué, ya me asignaron un trabajo, que era encargarme del almacén de recepción de todas las donaciones que venían aquí a Terrassa».

Ramon Roset, ingeniero, empresario y asesor de empresas fue el responsable del almacén donde llegaban las ayudas/Joan Manel Oller

La magnitud de la tragedia

La noche del 25 de septiembre, el aguacero arrasó una superficie de unos 900 kilómetros cuadrados de todo el Vallès. Radios, televisiones, diarios recogieron durante semanas la magnitud de la tragedia. Bajo un grueso grupo de barro, hogares y empresas destruidas, barrios enteros casi borrados, la muerte de cientos de personas… Imágenes dantescas, imágenes de desesperación, dolor inmenso reflejado en la gente, en las familias, en los empresarios, en los comerciantes, en todos. Las muestras de solidaridad llegaron de todo el mundo. Justo horas después de conocerse la noticia, ya las había de Estados Unidos, de Francia, de Alemania, de Andorra, de los Países Bajos, de Marruecos, del Vaticano, de todas partes. Días y semanas posteriores también llegaron incluso de la Unión Soviética, el gran demonio del régimen franquista. Llegaron montañas de ropa, calzado, mantas, camas y otras ayudas. Una parte nunca llegó a los damnificados. Las donaciones económicas también fueron canalizadas por el régimen franquista mediante lo que se llama subvención nacional, que gestionaba el gobierno civil de Barcelona. Se contabilizaron hasta 200 millones de pesetas, aunque se sabe, y se supo después, que entre los afectados solo se distribuyeron 165. Si las empresas recibieron préstamos y subvenciones para afrontar la modernización, los afectados y las familias no las recibieron. Al menos, no todos las recibieron. Pasados unos días, cuando incluso los periódicos decían que ya no hacía falta enviar más gente a las zonas damnificadas, había mucha gente que no había recibido absolutamente nada.

Imágenes de la riada del año 1962 en Terrassa | Teresita Torruella Viñes

Una entrevista a Ramon Roset

Esta es la primera de cinco entregas de la entrevista hecha al ingeniero terrassense-matadeperense, asesor de empresas y empresario Ramon Roset, en el Vapor Aymerich, Amat i Jover, hoy Museo Nacional de la Ciencia y de la Técnica (MNACTEC). Al final, os ofreceremos el vídeo completo, grabado en un escenario especial, donde él trabajaba y uno de los que resultó afectado por el agua que bajó por la rambla d’Ègara.

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