Esta imagen del Archivo Municipal nos muestra una parte de Terrassa que ha cambiado mucho. Hay algunos elementos que permiten situarla. No es demasiado difícil, a pesar de que ahora no tiene nada a ver.
Pues sí, la zona de la estación de Renfe Nord, ahora llena de edificios, con las vías sepultadas y con un gran parque.
El Tren del Nord
Como nos explicaba Joaquim Verdaguer en su blog, a mitad del siglo XIX la villa de Terrassa empezaba a encontrar el camino hacia la industrialización mecanizada, con la instauración del vapor dentro de las fábricas. Pero toda esta revolución industrial choca con la lentitud del transporte. El tráfico entre Terrassa y Barcelona, principalmente el puerto, era lento, con caravanas de unas docenas de carros y carretas transportando mercancías con las preciadas teles terrassenques y, de retorno, el traginar del carbón inglés por la industria del vapor. También había que añadir en este parsimonioso ir y venir por las carreteras el transporte público con diligencias de los acomodados, y en tartana o carros de campesinos, los más humildes. El adelanto industrial estaba en contradicción con la lentitud del transporte.
Pero la solución llegó con uno de los últimos inventos del hombre: el ferrocarril, el vapor sobre ruedas. El tren llegó a Terrassa en 1856
El tramo hasta Terrassa se construyó en dos años trabajando 500 operarios, entre los cuales había 200 penados cedidos por el gobierno bajo la vigilancia de algunos soldados de la guarnición. El ingeniero fue Pere de Andrés.
Puesto que el preceptores o interesados eran los terrassencs, la estación se construyó dentro del término de Terrassa a pesar de que las casas que había más cerca eran las del pueblo de Sant Pere de Terrassa.
