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El crimen escalofriante de un bebé de 3 meses en 1932 en Terrassa

El blog Records de Terrassa, impulsado por Santi Ríos, nos recuerda un episodio que sucedió en nuestra ciudad en 1932, y que entonces causó una gran conmoción. Así nos lo explica:

Un crimen del 4 de mayo de 1932

Nos tenemos que situar en el día 4 de mayo del año 1932 en la calle Ample de Terrassa. Según dicen las crónicas que salieron publicadas en los diarios de la época, una madre que vivía allí, deja su bebé de 3 meses en la cuna y cuando vuelve ve desesperada que ha desaparecido. La mujer se pone a gritar y los vecinos son los primeros en avisar a la policía municipal, que encuentra al cabo de un rato la criatura muerta junto a una pared en el patio de la casa del lado donde vivía la familia. Según dicen, la criatura estaba “envuelta con trapos y sin sangre” (el hecho es que lo encontraron degollado, cosa que explica que se comentara el hecho de encontrarlo “sin sangre”.

Los indicios que encontró el jefe de la Guardia Municipal, el Sr. Carramiñana, con el apoyo del jefe de la Guardia Civil, Sr. Barea, indicaban que quién había cometido este infanticidio era uno perturbado denominado “El Torero” (Salvador Cazorla), un joven, de 25 años, y delgado que era disminuido psíquico y que se acostumbraba a ver por la calle, puesto que nadie le daba trabajo.

Qué se llegó a decir en aquella época: “entonces, en el summun de la perturbación se cree que concebió la desmesurada idea, tan arraigada entre la gente como fuera de sentido común, de curarse chupando la sangre de una criatura”. Impresionante, verdad? Que alguien piense que con la sangre de un niño se podía curar y que además la gente se lo tomara seriamente me hace estremecer.

El caso es que este chico fue detenido, por el guardia municipal Maties Sánchez, cerca de su casa, en la calle de Catalunya, donde vivía con su madre que lo cuidaba. Inmediatamente, fue trasladado por las calles, según dicen “donde todo el mundo podía verle las facciones y algunos intentaron acometerlo” hasta el edificio del ayuntamiento, para ser interrogado.

Allí se concentró una gran cantidad de gente que quería tomarse la justicia por su mano. El mismo detenido confesó su crimen y cuando le preguntaron por qué lo hizo, no supo dar ningún tipo de explicación a causa de sus facultades. Según una crónica que se publicó al cabo de unos días dijo, “cometí el crimen porque quería ir a la prisión antes de que ir al manicomio”.

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