MónTerrassa
El Kasalet celebra 25 años de vida pendiente de la orden de desalojo

El Kasalet celebra este próximo mes de marzo sus 25 años de vida en Terrassa, y lo hace pendiente de una orden de desalojo inminente. Este edificio, ubicado en la calle Societat, está okupado desde el año 2000, convirtiéndose en un espacio del colectivo Acción Autónoma en 2003, y finalmente en el Kasal Okupat Joan Berney (2005).

La amenaza del desalojo planea desde hace meses, junto con el Kalitxet, ubicado justo al lado, en la placeta de la Creu Gran. De hecho, el pasado 28 de enero, había una orden judicial por la cual debían abandonar el edificio. Finalmente, sin embargo, se consiguió un aplazamiento con una nueva fecha de lanzamiento ya señalada: el 25 de marzo.

Desde Kasalet se han mantenido firmes y anuncian que no piensan marcharse de allí ya que se ha convertido en un emblema de resistencia para el movimiento antirrepresivo y anticapitalista de la ciudad. La entidad ha explicado que no solo no se irán sino que continuarán la lucha para visibilizar sus argumentos en defensa de la okupación. Y mientras tanto, se mantendrán todas las actividades habituales (charlas, exposiciones, proyecciones y asambleas).

El próximo día 22 de marzo han convocado una nueva manifestación para detener el desalojo de los dos inmuebles. Será a las 18:30 desde la plaza Vella. Y el mismo día del desalojo, está prevista una gran concentración desde las siete de la mañana en la Creu Gran, con chocolatada incluida.

La motivación del Kasalet y Kalitxet para mantenerse en pie

El Kasalet ha querido recordar en un acto abierto a la ciudadanía los motivos por los cuales consideran que la okupación es un instrumento para plantar cara a los fondos buitre y a la especulación. Después de hacer un repaso a la situación del mercado habitacional en nuestra ciudad, la entidad ha explicado que «creemos que la okupación de viviendas abandonadas, utilizadas como herramienta de especulación y vacías para hacer negocio, es una necesidad. Estos inmuebles, en manos de grandes tenedores, bancos y personas que se lucran del suelo y de la necesidad de vivienda, deben ser recuperados por aquellos que necesitan un techo para vivir, crecer y construir una vida digna, sin estar ahogados por las deudas ni por la angustia de llegar a fin de mes», han dicho.

En este sentido, aseguran que la okupación «permite cuestionar el modelo de acceso a la vivienda, el uso especulativo de los inmuebles y la conversión de necesidades básicas en nichos de ganancia económica. Al mismo tiempo, reivindica el derecho real y efectivo a la vivienda para todos». Además, recuerdan que tanto el Kalitxet como el Kasalet tienen también una segunda función importante dentro de los movimientos sociales disidentes. «La posibilidad de crear lugares de autogestión permite mucha libertad sobre los contenidos, las actividades y los horarios, sin ningún tipo de censura ni imposiciones. Estos espacios se convierten en refugios para proyectos y campañas que cuestionan el status quo, donde la creación colectiva se construye lejos de cualquier forma de opresión: sexista, homofóbica, transfóbica, racista, xenófoba, fascista, etc».

Y añaden que «No dependemos de ninguna institución, de ninguna subvención, y de nadie que nos diga lo que tenemos que hacer ni cómo hacerlo. Defendemos la acción directa como una de las herramientas para enfrentarnos a los problemas sociales que padecemos. Ocupamos el Kasalet ante la falta de espacios en la ciudad donde las personas pudieran organizarse libremente, al mismo tiempo que paradójicamente existían y existen muchos espacios abandonados». Por todo esto, consideran que «la ciudad de Terrassa no puede permitirse la pérdida de espacios de crítica al sistema establecido, que nos quiere condenar a una vida gris, de sumisión y pasividad, donde nuestros derechos como personas sean pisoteados sin oposición».

Comparteix

Icona de pantalla completa