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El «castañero» de la calle de la Unió de Terrassa

En Terrassa, la tradición de venta de castañas es de tiempos inmemoriales. Antes de la Guerra Civil, una de las castañeras más populares era la que se situaba en la plaza Vella frente a la calle de Jaume Cantarer. Según recuerda el historiador y cronista egarense ya desaparecido Joaquim Verdaguer, en la época franquista había varios lugares de castañeras, pero quizás la más solicitada se encontraba entonces en la avenida de Jacquard, frente al puente del Passeig. Pero no era la única. Como se puede ver en la imagen, también había castañeros, como este que tenía montada la parada en la calle de la Unió. Era el año 1953 y como vemos, tenía bastante éxito, más o menos como la Castañera de la Rambla, la que ha llegado hasta nuestros días y que se echaría de menos si no apareciera.

Hay gente apasionada de este fruto. El olor potente de este producto del bosque se siente desde la lejanía. De cerca, ver cómo se asan las castañas es todo un espectáculo. Esta castañera se hizo tan popular que en el año 2010 la declararon Capgròs del Año.

La figura de una castañera se suele asociar a una anciana vestida con ropa pobre de abrigo y con un pañuelo en la cabeza, frente a un asador de castañas. En las representaciones y fiestas en las escuelas suele representarse con esta indumentaria.

La fiesta catalana de la Castanyada proviene de una antigua fiesta ritual funeraria. La víspera de Todos los Santos se hace una comida con castañas asadas, boniatos y panellets acompañados con un buen moscatel.

Una fiesta dedicada al recuerdo de los antepasados

Todos los Santos es una fiesta dedicada al recuerdo de los antepasados. Tiene su origen en una vieja tradición pagana que se celebraba en toda Europa en la cual se asimilaba el fin de la cosecha y el buen tiempo con el culto a las almas de los familiares muertos.

Una de las costumbres de esta celebración en nuestras tierras es la visita a los cementerios.

Con el tiempo, sin embargo, ha cambiado mucho la relación que la sociedad tiene con la muerte y, por tanto, también se ha transformado la fiesta. Sin este cambio de mentalidad no se puede entender la rápida aceptación de otros modelos de celebración, como Halloween, que hacen de Todos los Santos una fiesta lúdica.

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