La masía que se puede ver a la imagen estaba situada en la actual plaza de Can Bosch de Basea, en el barrio de Can Jofresa de Terrassa. Fue derribada a finales de los años sesenta del siglo XX para edificar las torres de los pisos de “la carretera de Rubí” o de Can Jofresa. Ahora sabemos por qué razón coge un nombre y no otro, porque no se pone el de la casa solariega y el de las tierras del alrededor. Un espacios que finalmente se urbanizarán y permitirán crear una ciudad-jardín y unos 200.000 metros cuadrados de zonas verdes y libres. Can Jofresa se llama como se llama porque se pensó que la inmigración que había de ir a vivir podría pronunciarlo más fácilmente que Can Bosch de Basea. Una curiosidad más de nuestra ciudad.
Las masías de Terrassa de los siglos XV y XVI
Como explica el historiador Joaquim Verdaguer en su blog, la mayoría de masías de los siglos XV y XVI Terrassa fueron de nueva planta con la ocupación de nuevos espacios forestales que verificaron la transformación del paisaje terrassense. La masía de Basea respondía a estas características con una distribución que marca la estructura arquitectónica del cortijo catalán del siglo XVI. El cortijo de Basea presentaba una fachada presidida por una ventana gótica con detalles ornamentales y arcadas y columna central, situada sobre la puerta principal. También disponía del típico reloj de sol.
Uno familia de molineros
El cortijo disponía de un molino cerca de la riera del Palacio, pues en Can Bosch de Basea siempre fueran molineros. El molino construido en el siglo XIII, fue derruido en 1878 ante la construcción de la carretera de Rubí -a derecho a ley, de Gracia a Manresa-.
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