Entidades de Can Anglada han celebrado el éxito del proyecto comunitario A-Porta y han pedido que continúe. Este jueves día 1 de febrero, el Centro Cívico Montserrat Roig ha acogido la presentación de balance de la tercera fase de la iniciativa impulsada desde la CONFAVC, con la presencia de representantes del Ayuntamiento de Terrassa, y miembros de asociaciones vinculadas al barrio, como el AVV, Veu Pròpia, Casal Gent Gran o Colectivo de Mujeres de Can Anglada.
El mensaje de los vecinos ha sido unánime: se han cumplido los objetivos planteados y es necesario que el A-Porta se mantenga más tiempo en el barrio. Y desde la administración local se muestran predispuestos a hacerlo. “Nos gustaría que el proyecto continuara, y el deseo político es que así sea. Ahora, hay que programar una reunión con los diferentes responsables de las áreas municipales implicadas y mirar los presupuestos y como encajarlo”, ha subrayado la regidora Lluïsa Melgares.
Esto ha abierto una puerta de esperanza para los organizadores que se muestran “orgullosos” de cómo ha funcionado esta tercera fase, en que se ha focalizado especialmente en la detección y prevención de la soledad no deseada entre los vecinos del barrio (no solo entre la gente mayor, como se había hecho en la fase anterior). “Ha sido un proyecto de 4 meses en que hemos creado una herramienta más para los vecinos del barrio, pero sabemos que queda mucha cosa por hacer. Por eso creemos que necesitamos más tiempo y continuidad, y si hay una cuarta fase nos adaptaremos a las nuevas necesidades y, y si hace falta, cambiaremos estrategias para hacernos más eficientes y llegar a más hogares”, han manifestado desde la CONFAVC.
Mejorar la convivencia y romper estigmas a Can Anglada
Los Picaportes (voluntarios encargados de visitar los hogares) han visitado todas las viviendas de las calles Aymerich, Padre Rodamilans, Mare de Déu del Socors, y Mare de Déu de les Neus, además de hacer varias visitas de seguimiento a familias que habían sido atendidas en las primeras fases.
Se han visitado 500 hogares y se ha hablado con 245 familias, con la realización de 151 entrevistas que han ocupado una media de 42 minutos. Las mujeres han sido más abiertas que los hombres a dejar pasar los voluntarios en su casa y a responderles las preguntas. Mientras que el colectivo que más receptivo a participar ha sido el de 64 a 70 años.
Las encuestas hechas han presentado una buena radiografía de la percepción que los vecinos tienen sobre el barrio y sobre ellas mismas. En este sentido, se lamenta que un 53% considere que Can Anglada no es el barrio que les gustaría que fuera, donde la necesidad de mejorar la convivencia es la preocupación más grande (52%). Detrás hay la mejora del estado general del barrio, la seguridad, y del espacio público. En una escala del 1 al 10 el barrio lo puntúan con un 5.
Este es uno de los aspectos que las entidades y la administración cree que se tiene que hacer incidencia. “El barrio necesita dinero, sí, pero también positividad”, ha recalcado Melgares que ha coincidido con las asociaciones que hay que “romper estigmas y prejuicios” para hacer un barrio más “cohesionado” y que trabajen todos a una para cambiar la percepción y la realidad. Por eso proyectos como el A-Porta se consideran beneficiosos para «combatir los discursos de odio, aumentar las alianzas entre entidades y vecinos, fundamentar la participación y mostrar la diversidad que hay en el barrio como una cosa positiva».

Crece la sensación de soledad no querida entre los vecinos
En cuanto a la soledad no querida, la tónica se mantiene al alza respecto a la segunda fase. Entonces 1 de cada 10 vecinos manifestó que se sentía solo. En esta ocasión, cerca de un 40% de los encuestados han dicho que en algún momento se han sentido solos, con mayor o menor frecuencia. Además, se han detectado unas veinte personas que podrían estar sufriendo «soledad no deseada», y a las cuales se ha intentado derivar a los servicios asistenciales del CAP, a agentes del barrio o a servicios sociales para hacer un seguimiento y procurar romper el aislamiento.
«Nuestra misión ha sido dirigir las personas que se sienten solas o aisladas a las entidades y servicios que hay en el barrio, que tengan acceso a estos recursos. Además, hemos hecho incidencia en la sensibilización, para que a las familias tengan herramientas para detectar ciertos caracteres o situaciones del entorno vinculados a la soledad no deseada», ha manifestado la coordinadora del proyecto, Ester. Y ha recordado que «la soledad mata. Está demostrado que provoca un deterioro mental y físico en la persona que la sufre, en un incremento del miedo y un aislamiento relacional, y que dificulta la convivencia con el resto de vecinos». De aquí, que sea tan importando detectarla y actuar.