MónTerrassa
Antiguas balsas de agua de la gran catedral de la industria

El mNACTEC publicó una fotografía histórica de cómo era el vapor Aymerich, Amat i Jover, hace más de 100 años. En esta imagen, fechada en 1907-1908, se pueden ver ocho operarios trabajando en las obras de construcción de los depósitos de hormigón armado de las balsas de agua. Unas balsas que tenían capacidad para 1.140.000 litros. Al fondo, también se ve el edificio del taller de reparaciones de la fábrica. Tanto las balsas como el taller fueron posteriormente demolidos. Para los más observadores, podrán detectar al fondo a la derecha un edificio que aún existe en la actualidad y que es bien conocido: el Mercado de la Independencia.

Una de las mejores obras arquitectónicas industriales del modernismo catalán, y en Terrassa

El edificio del Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica de Cataluña, el Vapor Aymerich, Amat i Jover, es una de las mejores obras arquitectónicas industriales del modernismo catalán. Diseñada por el arquitecto Lluís Muncunill i Parellada (Sant Vicenç de Fals, 1868 – Terrassa, 1931), la fábrica comenzó a construirse en la rambla de Ègara en 1907 y fue inaugurada poco más de un año después. El Vapor (denominación que proviene del uso de la máquina de vapor como fuerza motriz) albergaba todo el proceso industrial de transformación de la lana, desde su entrada en copos hasta su salida en tejidos acabados.

Las habituales formas rectas de este tipo de techo fueron reinterpretadas por Muncunill

El Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica de Cataluña tiene 22.200 metros cuadrados de superficie total, de los cuales 11.000 corresponden a la antigua nave de producción, de planta rectangular, del Vapor Aymerich, Amat i Jover. Esta gran sala, donde hoy se encuentran las principales exposiciones del Museo, está cubierta por un peculiar techo en forma de dientes de sierra. Las habituales formas rectas de este tipo de techo, sin embargo, fueron reinterpretadas por el arquitecto Muncunill con 161 bóvedas catalanas, de ladrillo plano, campaniformes, las cuales se sostienen gracias a 300 columnas de hierro fundido, que servían también como bajantes de agua y como soporte de los embarrados, los ingenios que transmitían la fuerza de la máquina de vapor a todas las máquinas de la fábrica.

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