Tras dos semanas en que el equipo de gobierno del alcalde Josep Ballart se ha ido acercando cada vez más al PSC y alejándose de ERC, el consistorio aprobó este lunes las ordenanzas fiscales y los presupuestos para 2026 con la abstención de los socialistas y a pesar del voto en contra de las ordenanzas de los republicanos. Esta abstención del PSC se logró gracias a que el gobierno de Tot per Terrassa, en coalición con Junts, dio su apoyo a las enmiendas de no aplicar la subida de un 2,5% en el recibo del agua que sí se hará con el resto de impuestos y tasas locales y de incrementar hasta 27 céntimos de euro por metro cúbico en lugar de 14 el nuevo canon que el mismo Ayuntamiento pagará a Taigua por el consumo en los equipamientos municipales. En cambio, el PSC retiró la enmienda, para estudiar en tres meses, de un cambio en la tarifación social de las guarderías, el Conservatorio y la Escuela de Arte y Diseño. El presupuesto de 2026, con las sociedades municipales, asciende a 340,29 millones de euros, un 6,4% más.
En un pleno en que se visibilizaron estos acercamientos y alejamientos de socialistas y republicanos, cuando el año pasado los segundos fueron los que facilitaron la aprobación de las cuentas de 2025 con su abstención, y donde el PP y Vox volvieron a votar en contra, el tema central para explicar este giro del PSC fue el de congelar el recibo de Taigua. La teniente de alcalde de Servicios Generales, Laura Rivas, justificó que se le diera apoyo porque «se alinea con el objetivo de nuestro gobierno de mantener esta presión fiscal moderada».
El concejal socialista Javier García, aunque remarcó que estas no son ni sus ordenanzas ni sus presupuestos, destacó de la decisión que «no es momento de aumentar el precio del agua a las familias tras una reestructuración tarifaria» y porque «no se perciba como una carga acumulada injusta». Al contrario, el concejal de ERC Josep Forn recordó que en el último consejo de administración de Taigua los consejeros en representación del equipo de gobierno «votaron en sentido contrario de lo que hoy harán». Por este motivo, los dos concejales de ERC votaron en contra de las ordenanzas, aunque se abstuvieran en los presupuestos.
La no subida del 2,5% en el recibo del agua evaluada en 300.000 euros
Rivas evaluó el menor ingreso por la compañía si se descarta este aumento del 2,5% en la factura en unos 300.000 euros. «Tras valorar los presupuestos de la sociedad presentados en el último consejo de administración, el pasado 22 de octubre, y analizadas posteriormente las posibles variaciones de ingresos y gastos, se ha constatado que no es necesario realizar ningún ajuste en su presupuesto», afirmó la teniente de alcalde. La responsable recordó al mismo tiempo que se deberá informar al consejo de administración para que «esta congelación de precios no implique incrementos significativos en ejercicios futuros para compensarlo».

En sentido contrario, el incremento del canon municipal por el consumo público de agua se estima en 65.000 euros más para el Ayuntamiento. «Analizada nuevamente su propuesta y contando con el informe técnico favorable tanto de los servicios económicos como de las áreas afectadas, consideramos factible aceptar esta enmienda», explicó la teniente de alcalde. Aunque, al mismo tiempo, recordó que la tarifa inicial de 14 céntimos por metro cúbico fue acordada con el Observatorio del Agua y aprobada por unanimidad en el consejo de administración, incluido el PSC. «Esa decisión permitía iniciar el pago del agua por parte del Ayuntamiento sin un gran impacto presupuestario, con la previsión de irlo aumentando progresivamente hasta llegar al precio actualmente propuesto», añadió indicando que áreas municipales con un consumo elevado como los equipamientos deportivos o el espacio público «podrán asumir este incremento».
Una decisión diferente de lo decidido en el consejo de administración de Taigua
Cuando llegó el turno de las enmiendas a ERC, Forn fue muy incisivo en estos acuerdos entre el equipo de gobierno y el PSC. «Toman la decisión contradiciendo lo que ustedes mismos dijeron en el consejo de administración de Taigua, sus cuatro concejales de Tot per Terrassa, y la presidenta también», comenzó diciendo Forn. «No han tenido ni la más mínima muestra de cortesía de explicar este cambio repentino al resto de consejeros», continuó. «Los consejeros tenemos responsabilidad jurídica», quiso hacer valer, afirmando que «esto no es el comedor de su casa, que ustedes pueden hacer y deshacer». Los republicanos, además, vieron cómo todas sus enmiendas para aumentar las dotaciones a entidades culturales de la ciudad fueron rechazadas, excepto la correspondiente a cooperación y solidaridad, que fue asumida directamente por TxT con una subida de 60.000 euros.

Mientras el concejal republicano y la teniente de alcalde volvían a engancharse en la culpa de quién rompió las negociaciones por los presupuestos, con la línea roja por un lado y el otro sobre la continuación o no del proyecto del nuevo aparcamiento en el Portal de Sant Roc, el socialista García que estuvo en primera línea en los acuerdos con Rivas no desaprovechó la ocasión de señalar por qué se abstenían pero no votaban a favor de las cuentas. Precisamente, preguntó cuál era el criterio por el que este año los impuestos locales se incrementaran un 2,5% y en años electorales eso no se haya hecho y qué se hará en el futuro, revisando una por una las empresas municipales. Por su parte, la portavoz del PSC, Eva Candela, le reclamó a Ballart «un liderazgo, que no solo se gestione en función de la actualidad». «Nuestro grupo no es ingenuo, sabemos que el equipo de gobierno se ha tenido que mover este año porque no tenía asegurada la aprobación de las cuentas», manifestó Candela.
El agravio señalado por el alcalde
Los grupos de Vox y PP quedaron en este debate de cambio de aliados como simples observadores. La portavoz de Vox, Alicia Tomás, afirmó que estas «son las ordenanzas del 2,5%, de más presión fiscal a cambio de unos servicios públicos que cada día funcionan peor, una ciudad más empobrecida, sucia e insegura y para sostener una estructura municipal descomunal y exagerada». Su enmienda a la totalidad de las cuentas solo contó con la abstención del PP. La portavoz de este partido, Marta Giménez, no consiguió hacer aprobar ninguna de sus enmiendas y se quejó de que el equipo de gobierno no hubiese querido sentarse a negociar en ningún momento con ellos. Ante el desenlace del pleno, Giménez ironizó asegurando que «Tot per Terrassa tiene once más siete concejales, en total dieciocho concejales en este Ayuntamiento», aludiendo al papel del grupo socialista facilitando la aprobación de las cuentas. «Supongo que lo que están deseando y ansían es recuperar su gran creación, que es el señor Ballart que como siempre digo es su spin-off«, había dicho justo antes por el hecho de que el alcalde lo hubiera sido también socialista.

En el momento de recoger unas intervenciones que se alargaron más de cuatro horas, el equipo de gobierno hizo balance de estas semanas e incluso meses de discusiones. La portavoz de Junts, Meritxell Lluís, como socia de gobierno, se felicitó de estos presupuestos «cuando muchas administraciones muestran una preocupante dificultad para conseguir aprobar los suyos». Ante las alusiones constantes al aumento del 2,5% en impuestos, la teniente de alcalde Rivas recordó que una decisión como esta se ha compartido «con otros ayuntamientos del entorno metropolitano de Barcelona». Mientras que Ballart quiso cerrar el pleno destacando que «la ciudad ya tenga aprobados los presupuestos para el año 2026», aunque los considere «insuficientes en cuanto a ingresos». «Lo que deja patente el agravio de financiación de los ayuntamientos y, en el caso de Terrassa, aún más que otros municipios», lamentó. Según él y a pesar de reconocer las discrepancias, estos han sido unos presupuestos «dialogados a fondo, negociados, consensuados». «Con más tiempo, con más humildad y generosidad, estoy seguro de que hoy podríamos haber conseguido más apoyos», terminó reconociendo.

