El alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, quería obtener una foto de consenso con las dos fuerzas de la oposición con las que logra ir aprobando los presupuestos, el PSC y ERC. Pero, al final, estos dos grupos políticos han preferido en el Debate del Estado de la Ciudad tomar su propio camino, votándose mutuamente sus propuestas y, únicamente, apoyando con su abstención el Pacto de Seguridad Local y Convivencia que proponía el equipo de gobierno. Ha sido la imagen de que Tot per Terrassa y Junts tendrán que continuar haciendo equilibrios de aquí a finales de mandato en 2027 para seguir gobernando porque, además, en este debate ciudadano anual las siete entidades que han intervenido han puesto sobre la mesa importantes temas por resolver, ya sea del orden de la movilidad, ya sea del necesario tratamiento de los riachuelos en situaciones climáticas cada vez más extremas.
«Nuestra propuesta se dirige a las fuerzas políticas que constituyen la mayoría de este pleno y de esta ciudad, fuerzas de progreso en un sentido amplio, de diálogo y respeto y no de conflicto, de terrassense, comprometidas con los valores fundamentales de ciudad y de país», argumentaba Ballart en su discurso introductorio sobre este Pacto de Seguridad, añadiendo que el consenso «es una buena vía para esta materia tan delicada». «De lo que se trata es de compartir una serie de valores fundamentales y de objetivos de futuro con este espíritu constructivo, sin dejar margen para estrategias que solo buscan generar o potenciar conflictos y tensiones, intoxicar a la ciudadanía y favorecer el protagonismo de personajes e intereses tóxicos», enfatizaba como muro de contención contra fuerzas presentes en el consistorio como los tres concejales de Vox.
Demanda de 600 agentes entre Policía Municipal y Mossos d’Esquadra
Y, en este sentido, para llevar la iniciativa en este tema de la seguridad, que él mismo reconoce que sigue siendo la principal preocupación en el reciente Barómetro Municipal 2025, el alcalde fijaba sus objetivos en materia de personal policial: 327 agentes antes del 2030 en la Policía Municipal, manteniendo su incremento de forma proporcional al crecimiento demográfico con una ratio de 1,5 agentes por cada mil habitantes; y que el gobierno catalán destine alrededor de 275 agentes a la plantilla de Mossos d’Esquadra del área básica policial de Terrassa. En total, un horizonte de alrededor de 600-650 agentes de los dos cuerpos en la ciudad a mediano plazo.

En la segunda gran preocupación de los terrassenses, la vivienda, Ballart mantiene su plan de llegar a 5.100 pisos de parque público, con los más de 700 proyectados en los próximos tres años en régimen de alquiler o venta en zonas como Can Colomer, Mas Adei, Torre-sana, Carrer Ter, Vapor Cortés, Carretera de Rellinars, Sala i Badrinas o Rambleta. Algo, no obstante, para lo cual necesita también la colaboración de la Generalitat para acelerar su construcción.
La oposición reprocha que se busquen responsabilidades fuera
Precisamente, el hecho de que los dieciséis puntos que el equipo de gobierno llevaba a votación fueran un manual de agravios contra las otras administraciones, nacional y estatal, es lo que le ha reprochado la oposición. No solo Vox y el PP, que sí le ha votado el pacto de la seguridad, sino especialmente PSC y ERC. El concejal socialista Adrián Sánchez, que ha asumido el protagonismo en este debate, ha querido darle la vuelta al razonamiento de Ballart teniendo en cuenta que el PSC ostenta la presidencia de la Generalitat con Salvador Illa. «Sus propuestas de resolución básicamente intentan responder a otras administraciones, es pobre», le ha criticado. «La ciudad no pide que reclame, sino que ejerza». Y ha terminado con este mensaje a quien fue, inicialmente, alcalde socialista: «señor Ballart, su proyecto político da muestras de estar agotado».
En su caso, el concejal republicano Josep Forn no ha sido diferente. «Ballart dice que la ciudad va bien, pero los terrassenses también dicen que hay cosas que no van bien». Y Forn ha centrado buena parte de su exposición en los problemas de acceso a la vivienda y el peligro de que el municipio se convierta en una ciudad dormitorio desindustrializada. «Señor alcalde, necesita proyecto y un buen liderazgo», le ha remarcado el republicano que, no obstante, no ha conseguido que se le aprobara su propuesta de un Plan de Ciudad de Estabilidad Financiera.

Por su parte, la portavoz del PP, Marta Giménez, ha censurado que el Debate de la Ciudad no se centrara en las entidades participantes, sino en las quejas del alcalde de quien ha considerado que es el responsable «de una gestión municipal fallida». Finalmente, la portavoz de Vox, Alicia Tomás, que ha hecho su larga intervención íntegramente en catalán, ha visto cómo tampoco se le aceptaba su propuesta de hacer una ciudad más segura y habitable, donde ha vuelto a combinar los problemas sociales con la llegada de la inmigración. «Esta es una ciudad abocada a una delincuencia crónica», ha asegurado Tomás. «Quien la hace, no la paga y, ustedes, le dan una paga», ha dicho como un juego de palabras en un discurso relacionando delincuencia e inmigración.
En las votaciones finales, a ERC sí que se le han aceptado algunos de sus puntos para mejorar la marca en Terrassa. Y el PSC ha podido sacar adelante su propuesta de establecer un Índice de Vulnerabilidad Urbana, que sirva para equilibrar las inversiones que se destinan a los diferentes barrios para que no haya unos más favorecidos que otros.


