La Festa Major de Terrassa sufrió una crisis en la década de los 50 del siglo XX. Según el libro Los Protocolos de Fiesta Mayor, durante los años cincuenta (los años del crecimiento desestructurado de la ciudad) las nuevas diversiones y modas juveniles, la creciente facilidad de desplazamiento y la aparición de nuevas pautas para el tiempo de ocio – playa, uso creciente del automóvil, televisión, etc. – iban menguando la participación popular en la fiesta.
Además de la misma transformación de la sociedad, era evidente que la Festa Major había perdido gran parte de su significación ciudadana, a causa de factores como el pesado peso de la carga institucional, la pérdida de identidad de su estructura -a excepción de los actos tradicionales recuperados – y la inhibición de las entidades locales. El Ayuntamiento intentaba superar esta bajada de la fiesta con la difusión de eslóganes casi patéticos, como «No me dejes, soy tan bonita».
En 1967 se producía una nueva tentativa para popularizar la Festa Major
Todos estos elementos se reforzaron de forma muy significativa en 1959, cuando se incorporó el secular Ball de Plaça como un acto central de Feesta Major. Este acto, de larga tradición en la ciudad, no se celebraba antiguamente por las fechas de la Festa Major, sino con ocasión de la Candelera (el mes de febrero), fiesta que tenía una gran relevancia en la Terrassa del siglo XIX.
En 1967 se producía una nueva tentativa para popularizar la Feesta Major y aumentar la participación. El Ayuntamiento promovió la realización de una gran cabalgata dedicada a Walt Disney, que aconteció una actividad habitual en los siguientes años. La espectacularidad de este acto, celebrado el domingo por la tarde, convocaba un extraordinario número de espectadores. En 1975, participaron unas sesenta comparsas, con carrozas a cargo de entidades culturales, gremios profesionales o vecinos, y la participación de majorettes, payasos, bandas, grupos tradicionales y casas comerciales.
