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VÍDEO | La Marcha Nórdica como herramienta terapéutica

La marcha nórdica se ha convertido en una herramienta terapéutica y de bienestar cada vez más presente en el ámbito sanitario. Marta Morales y Pilar Garcia, fisioterapeutas del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Mútua Terrassa, nos explican en qué consiste, qué beneficios tiene y cómo comenzar a practicarla de manera segura y efectiva.

¿Qué es la marcha nórdica?

La marcha nórdica es una actividad física que combina caminar con el uso de bastones específicos, similares a los de esquí de fondo. Nació en Finlandia en los años treinta como entrenamiento veraniego para esquiadores, y desde los años noventa se ha popularizado en todo el mundo. Actualmente, es practicada por personas de todas las edades y condiciones físicas, tanto para mejorar la forma física como para prevenir o tratar problemas de salud.

¿Cuáles son los beneficios de la marcha nórdica?

A diferencia de la marcha convencional, la marcha nórdica activa tanto el tren inferior como el superior, lo que permite movilizar más musculatura. Entre sus beneficios se encuentran la mejora de la capacidad cardiovascular y pulmonar, el fortalecimiento muscular global, una mejor postura, coordinación, equilibrio y flexibilidad. Además, al ser una actividad de bajo impacto articular y realizada al aire libre, también favorece el bienestar emocional.

¿Es apta para todos?

Esta práctica es accesible para todos, desde personas mayores que quieren mantenerse activas hasta deportistas que quieren complementar sus entrenamientos. Solo es necesario adaptar la intensidad al nivel físico de cada uno y consultar con un profesional sanitario en caso de patologías graves. Lo importante es comenzar de forma progresiva, tanto en duración como en intensidad.

¿Cuál es la técnica a seguir y qué equipamiento y duración se recomienda?

La técnica consiste en caminar coordinando el movimiento del brazo contrario a la pierna que avanza, utilizando los bastones para impulsarse. Es importante usar bastones específicos de marcha nórdica, que incluyen una dragonera para asegurar la mano. También se necesita ropa cómoda, calzado adecuado y ganas de moverse. Para comenzar, unos 30 minutos son suficientes, y se puede ir incrementando el tiempo a medida que mejora la condición física.

¿En qué situaciones la ponen en práctica desde el Servicio de Rehabilitación?

En el ámbito de la rehabilitación, la marcha nórdica se utiliza como herramienta terapéutica en diferentes contextos: entrenamiento cardíaco, postoperatorios de cirugía bariátrica, pacientes neurológicos (como los grupos con esclerosis múltiple) y también en pacientes oncológicos. En estos casos, permite recuperar capacidad física de manera progresiva y segura.

¿Qué recomiendan a alguien que quiera iniciarse?

Para iniciarse, se recomienda hacerlo con un instructor titulado. En muchos centros cívicos o casas de cultura se ofrecen clases con material de préstamo, de manera que no es necesario comprar bastones de entrada. Si se decide adquirirlos, es mejor hacerlo en una tienda especializada, donde pueden asesorar sobre la talla adecuada. Y sobre todo: hacer un buen calentamiento, llevar ropa cómoda y disfrutar de la actividad.

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