La Pal es una perra de 5 años que trabaja como perro policía en el cuerpo de Policía Local de Matadepera. Es una agente de cuatro patas adiestrada para detectar sustancias estupefacientes que llega allá donde no lo pueden hacer los humanos gracias a sus capacidades olfativas. Forma parte de la unidad canina, una iniciativa que surgió de un agente del cuerpo policial -propietario del animal- y que se puso en marcha hace poco más de seis años.
La unidad se creó con el objetivo de “responder a varias necesidades del municipio” en cuanto a delitos relacionados sobre todo con el consumo o tenencia de sustancias estupefacientes, tal como se expone en el convenio. Concretamente, la idea de crear esta unidad surgió a raíz de un caso donde se encontraron grandes cantidades de marihuana en un domicilio en el municipio, tal como explica a
A partir de noviembre de 2017, la unidad empezó a funcionar con otro animal como perra titular, Rose, un canino de 9 años actualmente jubilado; y Pal como perra de reserva. Después de la jubilación de la primera perra, Pam entró como perra titular, y ahora ya hay una nueva perra esperando a ser dada de alta como perra de reserva.
Se tiene que decir que, en estos momentos, la unidad está parada a la espera de resolver unos temas económicos, a pesar de que la voluntad por parte del agente es mantenerla activa y continuar dando este servicio.

Los agentes policiales con más olfato
La principal arma de los perros policía es su olfato. A través de su alta capacidad olfativa, la perra es capaz de distinguir olores concretos y encontrar sustancias estupefacientes que los humanos podrían pasar desapercibidas. El que hace que escapar del olfato del perro sea prácticamente una misión imposible.
El canino ha sido adiestrado y debidamente preparado con técnicas específicas que la hace capaz de localizar drogas a través del olfato. Por su parte, el propietario y agente local también se ha formado como guía canino.
Durante estos años, la perra también ha acompañado los agentes en la patrulla ciudadana y se han hecho charlas en las escuelas para concienciar del que son las drogas, el que implica tener un animal, que es un ser vivo, y el trabajo que hace en este ámbito.
El refuerzo positivo, clave para el entrenamiento de los perros policías
El entrenamiento del animal consiste al seguir la técnica educativa del refuerzo positivo. Durante los entrenamientos, se los enseña a rastrear como si fuera un juego. En un primer momento, se juega con el animal con un objeto, por ejemplo, un trapo, y en el interior se le pone la sustancia estupefaciente que se quiere que asocie. Se le tira el trapo, y lo va a buscar, y así sucesivamente poniendo cada vez más obstáculos.
Más adelante, por ejemplo, se le tira este trapo en un campo con hierbas altas, donde el perro no pueda ver el objeto y tenga que utilizar el olfato para encontrarlo. Llega un punto donde el guía esconde este trapo sin que el animal vea donde está escondido. Se le da la orden de buscar, y el canino empieza a buscar a través del olor hasta que encontrar el trapo. Así pues, la perra asocia que cada vez que encuentra este olor, su juguete aparece.
Este mismo procedimiento se puede hacer con olores otras drogas. Según explica el agente, el perro puede tener hasta cuatro tipos de droga muy marcadas para buscar.
Una mejor calidad de vida
La perra es de titularidad del agente, que durante estos años lo ha cedido gratuitamente. Normalmente, las unidades caninas sueño una especialización que se cobra aparte, pero en Matadepera se hace de manera «altruista y desinteresada», explica. Es decir, el agente no recibe ninguna compensación económica. El Ayuntamiento asume el coste económico de la alimentación y el material fungible.
El hecho que el animal sea propiedad del agente ofrece mucha más calidad de vida al animal. Por un lado, vive y duerme en un hogar con su propietario, en lugar de alojarse en una jaula en un complejo policial, como pasa a menudo con perros policía de propiedad del mismo cuerpo policial. Además, esto también permite crear una relación todavía más apretón y de plena confianza con el guía.
Los perros policías también se jubilan
La vida laboral de un perro policía es de entre 9 a 11 años. Posteriormente, los perros se jubilan y, en caso de que sean propiedad del cuerpo policial, se busca una familia y un hogar donde el perro pueda descansar el resto de su vida. No es el caso de los perros de la unidad canina de Matadepera, que al jubilarse continúan viviendo en el mismo domicilio con y pueden pasar el resto de su vida al lugar donde han vivido siempre.

