Uno de los desafíos más comunes de los propietarios de viviendas en Terrassa es lograr la máxima eficiencia energética. Con un parque inmobiliario envejecido y un clima de mucho contraste entre el verano y el invierno, la ciudad busca soluciones para garantizar el confort de sus ciudadanos y reducir el impacto ambiental. Es por ello que la rehabilitación energética se presenta como una oportunidad clave para mejorar la calidad de vida de los residentes y avanzar hacia un futuro más sostenible.
La ciudad de Terrassa, con un 9,5% de sus viviendas vacías según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), supera a Barcelona en porcentaje de inmuebles desocupados. Además, según el Idescat, en 2021 un 23,2% de las viviendas principales estaban destinadas al alquiler. Gran parte de este parque de viviendas, especialmente las construidas a partir de 1972, presenta importantes carencias en materia de aislamiento y eficiencia energética. Esta situación, sumada a las temperaturas extremas que vive la ciudad, con veranos que alcanzan los 29 °C e inviernos con mínimas de 1 °C, convierte la climatización en una necesidad y un gasto considerable para muchas familias. La respuesta pasa por la implementación de medidas de rehabilitación que permitan optimizar el consumo energético, y aquí es donde las ayudas públicas y las soluciones asequibles, como conseguir ventanas con persianas baratas, juegan un papel fundamental.
El desafío de la rehabilitación en edificios antiguos
La rehabilitación de edificios antiguos es una tarea compleja que va más allá de una simple reforma estética. Las construcciones de hace décadas no fueron diseñadas pensando en la eficiencia energética, lo que se traduce en importantes pérdidas de calor en invierno y un exceso de calor en verano.
Problemas como la falta de aislamiento en fachadas y cubiertas, puentes térmicos y carpinterías de baja calidad son habituales en el parque de viviendas de Terrassa. Afrontar estas deficiencias de manera integral es crucial para reducir la demanda energética de los edificios y, por ende, las facturas de los inquilinos de Terrassa. Las intervenciones deben ser planificadas cuidadosamente para no comprometer la estructura del edificio y para garantizar una mejora real en el confort y la salubridad de las viviendas.
En 2015 se llevó a cabo la primera rehabilitación energética integral de un edificio plurifamiliar de los años 80, compuesto por cuatro viviendas y cuatro plazas de aparcamiento. El edificio, situado en la calle de Antoninus Pius, incluyó el aislamiento térmico completo de la envolvente, la eliminación de puentes térmicos, carpinterías y acristalamientos de altas prestaciones, ventilación con recuperación de calor y un sistema de climatización por aerotermia. Gracias a estas mejoras, el consumo energético mensual de cada vivienda se redujo a unos 60 € al mes, lo que representa un ahorro aproximado del 70% respecto a un edificio convencional. El coste total de la actuación fue similar al de una instalación tradicional con caldera de gas y placas solares, con un retorno económico a medio plazo gracias al importante descenso de la demanda energética.
Ayudas europeas y de la Generalitat: un impulso necesario
Afortunadamente existen varias líneas de ayudas para fomentar la rehabilitación de edificios antiguos. Los fondos europeos Next Generation EU, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, ofrecen subvenciones que pueden cubrir entre el 40% y el 80% del coste de las actuaciones, con ayudas que van desde los 6.300 hasta los 18.800 euros por vivienda.
A nivel local, el ayuntamiento de Terrassa complementa estas ayudas con programas propios para la mejora de la eficiencia energética. Estas subvenciones están destinadas a actuaciones como el aislamiento de fachadas, la renovación de ventanas o la instalación de sistemas de climatización más eficientes. El objetivo es facilitar que tanto propietarios como inquilinos puedan acometer estas mejoras, que de otra manera serían inasumibles para muchas familias.
Soluciones asequibles para un mayor confort
No todas las soluciones de mejora energética requieren grandes inversiones. Existen opciones de aislamiento térmico económico que pueden marcar una gran diferencia en el confort del hogar. Desde la instalación de paneles reflectores detrás de los radiadores hasta el uso de pinturas térmicas en fachadas e interiores, hay un abanico de posibilidades al alcance de todos los bolsillos.
En cuanto a las ventanas, elementos clave en la envolvente térmica del edificio, es posible encontrar ventanas sociales a precio competitivo sin renunciar a la calidad. La clave está en elegir materiales con buenas prestaciones aislantes. En la comparativa entre PVC y aluminio, el primero suele ofrecer un mejor rendimiento térmico al ser un material no conductor, lo que ayuda a mantener la temperatura interior y a reducir el consumo en calefacción y aire acondicionado.
La importancia de unas buenas ventanas
Las ventanas son uno de los puntos más débiles en el aislamiento de una vivienda, y su renovación puede suponer un ahorro energético de hasta el 30%. En el caso de las ventanas de comunidades de vecinos, es fundamental llegar a un acuerdo para realizar una actuación conjunta que garantice la uniformidad estética y la máxima eficiencia del edificio.
La elección de un buen acristalamiento, con doble o triple vidrio y cámara de aire, es tan importante como la elección del material del marco. Unas ventanas eficientes no solo mejoran el aislamiento térmico, sino también el acústico, lo que se traduce en un mayor confort y calidad de vida para los residentes. Gracias a las ayudas disponibles, la inversión inicial en la renovación de las ventanas se puede ver notablemente reducida, convirtiéndose en una de las actuaciones más rentables en la rehabilitación energética de un edificio.
Como vemos, se trata de una inversión en el bienestar de las personas y en la construcción de una ciudad más sostenible y resiliente. La colaboración entre administraciones, empresas y ciudadanos es fundamental para acelerar este proceso de transformación. Con las ayudas disponibles y un abanico de soluciones cada vez más amplio y asequible, Terrassa tiene la oportunidad de convertir sus edificios en espacios más confortables, saludables y respetuosos con el medio ambiente.
