La Diputación de Barcelona ha hecho balance de las actuaciones realizadas en la cima de la Mola tras el cierre del restaurante en enero de 2023 y ha adelantado algunas de las actuaciones que se realizarán en las principales vías de acceso. No se cerrarán, pero sí se procurará redirigir a los excursionistas por las que estén preparadas para evitar dañarlas. En algunas, se generan alternativas paralelas por donde se puede ir más rápido o correr. Un ejemplo es la que permite subir desde los depósitos, donde ya se han realizado intervenciones con árboles para cortar el paso.

El Camino de los Monjes, legendario, es uno de los ejes de acceso para llegar al monasterio y el lugar por donde los animales de carga del restaurante -ahora reubicados- transportaban alimentos, agua, residuos y utensilios. Tiene 3,2 kilómetros y un desnivel de 400 metros. El tráfico constante de estos animales y la elevada frecuentación de los visitantes han incidido en la erosión del firme, con impactos negativos en los ecosistemas naturales. El plan de la Diputación prevé una restauración que se llevará a cabo por tramos. Un camino pensado para quienes van caminando y para quienes quieren correr. Y para evitar que se creen rutas alternativas paralelas que dañen la naturaleza.

Los caminos
Para llegar al monasterio, se puede ir por tres vías principales: camino de los Monjes (3,2 kilómetros con un desnivel de 400 metros); camino de Can Robert/Can Pobla (2 kilómetros con un desnivel de 275 metros); y desde el collado de Estenalles (6 kilómetros con un desnivel de 420 metros). No se puede acceder con vehículo motorizado. Pero hay docenas de variantes: desde la Barata, Can Pèlags y Pi Tort, Canal de Can Pobla, Canal de l’Abella, caminos de la Señora o de la Font Soleia, Ses Corbs, Cingle dels Cavalls…
La Diputación ha adelantado que, desde que se cerró el restaurante hace un año, la afluencia de visitantes ha bajado un 21%. Un servicio de comida que nunca más se pondrá en marcha, han remarcado desde la Diputación. También se creará una gran red de aparcamientos en la carretera de Talamanca. Una serie de medidas que cambiarán de arriba abajo el espacio más emblemático del espacio protegido.

El monasterio benedictino de Sant Llorenç (que tiene su origen en el siglo XI), fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y adquirido por la Diputación de Barcelona en 1983. El conjunto monumental, la joya de la corona del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, de 946 metros cuadrados, está formado por la iglesia, la galilea y el antiguo edificio de la hospedería y ha acogido los servicios de restauración, de información y de divulgación cultural y ambiental. Pronto será diferente de cómo lo hemos conocido los últimos sesenta años. Y los aparcamientos en la carretera, también.


