Este sábado, día 10 de mayo, el puesto Fruites y Verduras Llúcia está de aniversario. El establecimiento ubicado dentro del Mercado de la Independencia celebra 100 años de vida. Y es que fue un mayo de 1925 cuando Balbina y Prudenci decidieron adquirir un metro de puesto para poder vender los productos que recogían siendo masoveros en Can Guitard de Les Fonts de Terrassa. Les costó la suma de 8.000 pesetas de la época, y aunque entonces era mucho, fue seguramente la mejor inversión de su vida.
La prueba es que ya ha pasado un siglo, y el negocio continúa a toda máquina. Y lo más bonito de todo, es que actualmente, está regentado por su bisnieta, Glòria Navarro Cortiella. Son, pues, cuatro generaciones que han llenado de vida el puesto y que han mantenido su espíritu. Por eso, la fiesta preparada para este fin de semana es bien merecida, y será lucida, porque además coincide con la Feria Modernista de Terrassa.
Cuatro generaciones unidas por el puesto
El puesto respira historia y tradición. Para los bisabuelos de Glòria, el puesto supuso un salto adelante, pasar a ser emprendedores y convertirse en dueños de su propio negocio. El nombre fue puesto poco después, con el nacimiento de su hija, Llúcia. Fue ella, junto con Miquel, quienes tomaron el relevo con mucha fuerza. Tanta, que pudieron comprar más metros de puesto.
Sin embargo, para Maria Carme -la hija de Miquel y Llúcia- la llegada fue un poco más traumática. Ella tenía tan solo 11 años cuando la sacaron de la escuela para ayudar a vender. No quería de ninguna manera, y se hartó de llorar. Curiosamente, como recuerda Glòria en MónTerrassa, muchos años después, también lloró mucho cuando tuvo que dejar la tienda. Seguramente, porque como reconoce su hija, “disfrutaron de las mejores épocas con mucho trabajo, pero muy agradecido. Todo el mundo pasaba por nuestra frutería, que era conocida como ‘la boutique de la fruta’”, explica.
“Para mi madre, el puesto era su pasión, y así me lo transmitió a mí. Aunque ella no quería que yo estuviera en la plaza. Estudié COU en el Vedruna y yo ya quería entrar a despachar, porque ya veía que esto estaba hecho para mí. Pero ella me pidió que continuara estudiando, así que hice un FP nocturno de administración en el Politécnico mientras los ayudaba de día aquí”, relata. Terminó los estudios y se mantuvo en el puesto, hasta hoy, que con 57 años ya ha entrado en la última etapa laboral.
El relevo del puesto está asegurado
Ella fue la única de los tres hermanos que optó por la frutería, “y estoy muy contenta y orgullosa”. Sabe que también será la última generación que la regente. Porque aunque su marido, Vicenç, y sus dos hijos, Pol y Clàudia, la ayudan con todo lo que pueden y la animan a continuar, ninguno de ellos tomará el relevo.
La buena noticia, sin embargo, es que el puesto no morirá, porque sus dos actuales dependientes, Ricard y Raquel, ya le han dicho que se lo quieren quedar. “Estoy encantada. Esta es nuestra vida, tenemos mucho trabajo y hemos ido ampliando; siempre hemos trabajado con agricultores de aquí, algunos que ya servían a mis padres y son mayores. Continuamos luchando y dando servicio”, apunta.
Preguntada sobre qué es lo que más le gusta de estar en el puesto, Glòria no duda ni un momento: “estar con la gente, hablar y poder ayudarles. El trato, sobre todo, aunque algunos vengan a charlar y no a comprar!”, ríe. Este sábado, espera que Fruites y Verduras Llúcia esté bien llena de amigos, clientes, familiares y conocidos que quieran celebrar con ella estos 100 años de historia viva de Terrassa.
