MónTerrassa
Margot Moles, de Terrassa, pionera olvidada en el deporte femenino en el Estado
Foto estudio de Margot Moles 1931, y a la derecha, Margot Moles jugadora de la Athletic Club de Madrid
Foto estudio de Margot Moles 1931, y a la derecha, Margot Moles jugadora de la Athletic Club de Madrid | Archivo Familia Moles

Resulta sorprendente que una figura de la categoría de Margot Moles Piña haya pasado casi siempre en el olvido, sin ningún recuerdo histórico ni reconocimiento oficial. Al margen de su impresionante currículum como nadadora, esquiadora, atleta y jugadora de hockey, que habría suficiente para colocarla entre las más grandes deportistas españolas del siglo XX, Margot Moles fue un referente absoluto para toda una generación de jóvenes mujeres de los años treinta que siguieron su ejemplo y se atrevieron a practicar deporte sin complejos.

Dos maestros de Barcelona que se trasladaron a Terrassa en el verano de 1910

Margot Moles era hija de Pedro Moles Ormella y Carolina Piña de Rubies, dos maestros de Barcelona que se trasladaron a Terrassa en el verano de 1910 para dirigir la escuela-internado Mont d’Or, instalada en la conocida masía Can Bogunyà. Al poco de llegar el matrimonio, el 12 de octubre de 1910, nació su segunda hija, Margot, que pasó sus primeros años de vida en Terrassa, hasta que la escuela cerró sus puertas el 1914 y la familia marchó a la localidad leridana de Balaguer. Allí vivió Margot hasta 1927, cuando sus padres entraron a trabajar en el Instituto-Escuela de Madrid, un centro público de talante liberal que fomentaba la coeducación y la formación integral del alumnado. Este contexto favoreció que la joven Margot y su hermana grande Lucinda (Barcelona, 1907) se decidieran a practicar el atletismo en 1929, con el apoyo de un profesor de educación física del Instituto-Escuela, una cosa absolutamente inédita en España hasta entonces, puesto que se consideraba que este deporte masculinizava la mujer.

Margot Moles, esquiadora, en la revista Ahora y, la derecha, reportaje sobre Moles a Crónica
Margot Moles, esquiadora, en la revista Ahora y, la derecha, reportaje sobre Moles a Crónica | Albero y Segovia / Cedida

El año siguiente, se formó otro grupo de atletas en el Club Femenino de Deportes de Barcelona, lo cual permitió disputar el 1931 a Madrid el Campeonato de España de Atletismo Femenino, en un modestísimo campo de tierra. En el año siguiente, el campeonato se celebró con todos los honores en el estadio de Montjuic de Barcelona. Desde el primer momento, Margot Moles despuntó en las pruebas de lanzamiento: fue campeona de Castilla y de España de disco y peso y en 1932 estableció la mejor marca mundial de lanzamiento de martillo, que se mantuvo vigente hasta 1975. Su recuerdo de España de disco también perduró hasta los años sesenta. Al mismo tiempo, practicó la natación, el esquí y el hockey y fundó con un grupo de amigos y amigas el histórico Club Natación Canoe de Madrid.

Durante la II República, Margot Moles fue la deportista más conocida del país y cada dos por tres aparecía en las revistas gráficas. Entre 1934 y 1936, ganó tres veces el Campeonato de España de Hockey Femenino, como capitana del Atlético de Madrid, y en febrero de 1936 fue la primera mujer, con su compañera Ernestina Maenzade Herreros, a participar en unos Juegos Olímpicos de Invierno, los celebrados en la estación alemana de Garmisch-Partenkirchen. El estallido de la Guerra Civil truncó su carrera deportiva, aunque consiguió un éxito internacional al ganar la medalla de bronce en lanzamiento de disco en las Olimpiadas Obreras de Amberes de 1937.

Por su compromiso con el gobierno democrático de la II República, Margot Moles fue condenada al ostracismo durante el régimen franquista y todos sus méritos borrados de la historia. Su marido, el esquiador madrileño Manuel Pina, fue fusilado el 1942 y ella se vio obligada a bordar ropa para ganarse la vida. Al menos, vio crecer su hija Luly, nacida el 1939, que se casó con un norteamericano y tuvo cuatro hijos. Margot Moles murió en Madrid en 1987, a causa de un cáncer de mama.

La ciudad de Terrassa tendría que sentirse orgullosa de haber dado luz a una de las deportistas fundamentales del siglo XX, como Lilí Álvarez o Blanca Fernández Ochoa, y reivindicar su nombre y su legado para que nunca vuelva a caer en el olvido.

Margot Moles y Ernestina Maenza de Herreros a los Juegos de Invierno del 1936 y, a la derecha, la Margot Moles nadadora
Margot Moles y Ernestina Maenza de Herreros a los Juegos de Invierno del 1936 y, a la derecha, la Margot Moles nadadora | Archivo familia Moles

Margot Moles a los Juegos Universitarios de Turín
Margot Moles a los Juegos Universitarios de Turín | Archivo Familia Moles

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa