MónTerrassa
33 años de los Juegos Olímpicos del 92 y la gran participación de Terrassa

Este 2025 se cumplen 33 años desde que Terrassa fue gran protagonista de uno de los eventos más importantes de la historia reciente de Cataluña: los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Ese verano transformó la ciudad, especialmente en lo que respecta a las infraestructuras deportivas, y proyectó a Terrassa al mundo a través del hockey sobre hierba, nuestro deporte de referencia.

El punto de partida se remonta al 7 de octubre de 1986, cuando Joan Antoni Samaranch pronunció en Lausana las palabras “À la ville de… Barcelona”. Desde ese momento, Terrassa se movilizó para formar parte del proyecto olímpico. La descentralización de algunas competiciones que preveía la candidatura barcelonesa abrió la puerta para que la ciudad acogiera el torneo olímpico de hockey, y pocos meses después llegó la confirmación oficial.

El Área Olímpica: una transformación total

Con la designación, comenzó un período frenético de trabajo. El Ayuntamiento impulsó la remodelación integral de la zona deportiva de l’Abat Marcet, un equipamiento de los años sesenta que presentaba un estado de degradación evidente. El 4 de mayo de 1989, en la Sala Muncunill, se presentó la maqueta del futuro complejo, y en enero de 1990 el Pleno municipal aprobaba el proyecto definitivo. Solo cuatro meses después comenzaban las obras.

La transformación fue absoluta. Se demolió la antigua zona deportiva para levantar un estadio olímpico moderno, el Campo Federativo de hockey, un campo de calentamiento en el campo de fútbol del CN Terrassa, pistas semi-cubiertas para el deporte escolar y una reordenación completa del entorno. La inversión total superó los 4.000 millones de pesetas, de los cuales 2.615 millones se destinaron directamente al Área Olímpica. Esa actuación cambió para siempre el parque deportivo de la ciudad, situándolo a un nivel que hasta entonces parecía inalcanzable.

El 15 de diciembre de 1991, se inauguró finalmente el Área Olímpica con una gran fiesta ciudadana y la presencia de Jordi Pujol, Pasqual Maragall y Manuel Royes. El 22 de abril de 1992 las instalaciones se cedieron al COOB’92 para acoger la competición olímpica.

El 26 de julio de 1992, un día después de la ceremonia inaugural en Barcelona, el Área Olímpica comenzó a vibrar con los primeros partidos de hockey. Terrassa recibió aficionados de todo el mundo y organizó un torneo impecable, reconocido como uno de los mejores de la historia olímpica de la disciplina. El momento culminante llegó con la medalla de oro de la selección femenina española, que puso el nombre de Terrassa en todos los informativos internacionales.

Un legado que aún está vivo

Los Juegos no solo fueron una fiesta deportiva. Dejaron un legado material e inmaterial que aún hoy es muy visible. Las nuevas infraestructuras permitieron a clubes, deportistas y escuelas disponer de espacios de primer nivel, favoreciendo el crecimiento del hockey y de otras disciplinas. La inversión actuó como acelerador de proyectos que, sin la oportunidad olímpica, habrían tardado años en hacerse realidad. Y sobre todo, cambió la manera en que la ciudad se veía a sí misma. A partir de ese momento, se vio una Terrassa más preparada, más ambiciosa y más abierta al mundo.

Hoy, 33 años después, el Área Olímpica continúa siendo uno de los grandes activos de Terrassa. Es un espacio vivo, donde se disputan competiciones y se entrena día a día, pero también es un recuerdo permanente de aquel verano irrepetible en el que Terrassa demostró que podía jugar en la liga de los grandes.

Comparteix

Icona de pantalla completa