MónTerrassa
En recuerdo de Joan Rofes Pinyol

JOAN ROFES PINYOL (Barcelona, 28 de agosto de 1932 – Terrassa, 22 de julio de 2025)

En febrero de 1964 llega a Terrassa, antes había estado en Hostafrancs, Piera y en Can Feu en la vecina Sabadell. En Terrassa se incorpora a la Parroquia de San Lorenzo, en el barrio de Ègara, formando equipo con Damià Sánchez-Bustamante, compañeros desde el Seminario, que era el rector y había llegado ocho meses antes a Terrassa. Aquellos años una parroquia de obreros, funcionarios públicos, pero con una importante y creciente población en el barrio propiamente dicho de San Lorenzo y las Arenas que también pertenecían a la demarcación parroquial. Allí iniciaron un nuevo estilo de parroquia, obrera y conciliar, que aportó una nueva manera de hacer en la ciudad.

En el verano de 1964, Joan y Damià viajan en moto a Andalucía, para conocer la realidad de donde provenían muchos de sus feligreses en la parroquia que debían liderar. En Ègara, renació la JOC, la HOAC y nuevas iniciativas y maneras de entender la pastoral y de vivir la fe.

Joan era un hombre de acción y se entusiasmaba fácilmente. Entre muchas otras cosas, en tiempos de resistencia al franquismo, acogió en la parroquia el clandestino Comité de Solidaridad con los encarcelados cuyo objetivo era llevar el salario de los presos a sus familias.

La parroquia acogió, reunió y congregó a un buen número de personas que vislumbraban una iglesia nueva, conciliar y comprometida con las realidades sociales cada vez más acuciantes… muchas de estas personas participaron activamente en la lucha antifranquista y también se afiliaron a diferentes partidos políticos, fruto de su compromiso con el Evangelio. Es justo aclarar que Joan nunca militó en ningún partido político aunque no es exagerado decir que simpatizaba con los partidos más progresistas nacionalistas.

En la relación de sacerdotes que participaron en la manifestación del 11 de mayo de 1966 en Via Laietana, el Gobierno Civil lo describe, como a muchos otros de los más de 120 que participaron, como progresista, catalano-separatista. Rofes formó un buen tándem con Sánchez-Bustamante, hasta que en 1987 solicitó la secularización. El cardenal Jubany no le puso ningún obstáculo y Roma tampoco. Obtuvo la reducción al estado laical muy de inmediato. Poco tiempo después se casó en Serratacó con Conxita Montoro, quien lo ha acompañado hasta los últimos momentos de su vida.

Por sus estudios eclesiásticos pudo convalidar en parte el título de magisterio que con la licenciatura -en la Universidad de Barcelona- en Ciencias de la Educación y Sociología, le permitió ganarse la vida como profesor de lengua catalana. Primero en el Instituto Pau Vila de Sabadell, un breve tiempo en el Instituto Blanxart de Terrassa y finalmente en el Instituto Casablanca de Sabadell donde, después de un año sabático, se jubiló a los sesenta años. En su etapa en Sabadell, que duró trece años, publicó -en 1987- con Jaume Farràs Can Feu, pérdida de un bosque del Vallés, un opúsculo de 36 páginas prologado por Feliu Formosa, fue el número 7 de las Monografías Vallesanas que editaba la Editorial Ègara.

Participaba de vez en cuando del grupo de La Lluna, un grupo de oración -fundado por Damià Sánchez-Bustamante, Conxita Montoro y Pilar Vera- que se reunían las noches de luna llena y al que se fueron incorporando cristianos que valoraban y amaban la contemplación y la oración.

Una vez jubilado, en 2007 inicia con otras personas que se agregaron, una iniciativa solidaria que bajo el nombre de Microcréditos Solidarios por África, hoy presidida por Josefina Soler, están haciendo muy buen trabajo en Senegal a pesar de las dificultades económicas. También cuidó de un huerto en Can Bonvilar que era la envidia de los hortelanos vecinos por su pulcritud en los surcos, las ordenadas plantaciones que hacía y el fruto que recogía.

En la Misa de despedida en la Parroquia de San Lorenzo en el barrio de Ègara, el pasado 30 de julio se hicieron diferentes parlamentos agradeciendo a Joan su estancia en Ègara, Joan fue muy agradecido a la vida y una de las canciones que más amaba era Gracias a la Vida de la chilena Violeta Parra. La canción fue cantada por todos los presentes en la acción de gracias comunitaria. Joan fue a lo largo de toda su vida una persona honesta, austera, trabajadora y coherente con lo que pensaba. ¡Que en paz descanse!

Josep-Maria Font i Gillué

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