«No me da miedo volver, pero tengo claro que volveré a una Terrassa en gran parte desconocida. De comercios, de calles, del sentido de circulación de los coches todo cambia mucho en unos cuantos años». Con estas palabras explica Lluís Puig cómo cree que vivirá el retorno a su querida ciudad, que espera que sea «cargado de emociones y acompañado de buena gente que me quiere».
El exconsejero de Cultura se encuentra desde hace más de seis años en el exilio después de su participación en el proceso catalán. La serie «Il·luminats» nos propone viajar hasta la Cataluña Norte para recordar y comparar dos episodios que han marcado Cataluña. En la Villa Denise, en Vallespir, encontramos la que fue la casa del presidente Macià. Entre estas paredes, en 1926, el líder republicano inició lo que se conoce como Complot de Prats de Molló, con el objetivo de declarar Cataluña independiente, lo que lo llevó al exilio. Ahora, casi cien años después, Jordi Lara se desplaza para conversar con el político de Terrassa, quien, al igual que Macià, se vio implicado en una empresa política por la independencia con un final similar.
Tener que marcharse de casa, no por voluntad sino por fuerza, no es fácil. «Te falta la energía de los 24 años, pero tienes el conocimiento de los 58. Es una escuela de aprendizaje. Nada funciona igual, y el día a día es nuevo. Todo es empezar de cero. Pero aquí he encontrado momentos muy agradables y dulces y he ampliado mi círculo de amistades», explica. De casa, echa de menos sobre todo su huerto y «podar los árboles porque es como dibujar con un pincel la naturaleza».
También reconoce que «he llorado mucho. He llorado escuchando canciones, viendo un concierto, viendo una danza o hablando con la gente», porque, reconoce «como dice Feliu Formosa, habrá un día que también tendré que exiliarme del exilio, aquí he echado raíces y el día que se acabe tendré que dejarlas». Sin embargo, Lluís Puig prefiere no «imaginarme cómo será ese día. No puedo ponerle fecha. Todo lo que hemos vivido es muy fuerte, como historia personal y pensar que vas a terminarlo es impactante».
Defensa de la cultura popular y la lengua
Durante la conversación, Lluís Puig también habla de la cultura y la lengua. Afirma que «han sido un pilar fundamental para haber perdurado durante siglos. Por eso estaría bien que las personas pudieran incrementar su nivel de inversión en cultura, porque eso significaría que también aprecian el país, mientras que las administraciones deberían entender que no es aumentar el gasto sino aumentar la inversión, porque más inversión en cultura significa un pueblo y unas personas más sanas, física y mentalmente, porque viven más felices en el barrio, en el pueblo, en el lugar donde viven».
El exconsejero hace una defensa firme de la “cultura de raíz”, por el poso histórico de conocimiento generacional y por “su constante evolución”. Además de ser “la puerta de acceso para una persona que se quiere incorporar en esa sociedad”. Y aunque la cultura la hacen las personas y las entidades, es consciente de que «necesitamos un estado fuerte con todas las competencias y recursos para la supervivencia de la lengua catalana. Nos es imprescindible cuidar y velar para que el catalán sea una herramienta de uso y atractiva, que sirve para todo».
La serie «Il·luminats« nos hace una propuesta singular: pasar una noche entera en un espacio insólito conversando con un personaje relevante de la cultura. Porque la noche tiene mil ojos y afloran las emociones; porque la ocupación de espacios que no estamos acostumbrados a ver de noche es una oportunidad para vivirlos de manera diferente, porque la actitud artística y periodística de la conversación abre espacios de libertad inusitados. Por los diferentes episodios de este programa, que se emite los viernes por la noche en Canal 33, a lo largo de cuatro temporadas hemos podido conocer de cerca a personajes tan conocidos por el gran público como Emma Vilarasau, David Fernández, Sergi Pàmies, Tortell Poltrona o Pilarín Bayés.


