Montse Aguilera publica este mes de marzo su primera novela, «Mami Panchita», el que quiere ser un canto en su madre y maestra. Esta terrasense, traductora de profesión, ha hecho un esfuerzo titánico para que su obra haya salido a la luz. No ha sido fácil el proceso, que ha acabado con la opción de autoeditándose el libro -a pesar de haber tenido sobre la mesa diversas ofertas de editoriales-, pero ahora ya se puede adquirir a través de la plataforma Amazon, ya sea en tapa dura, blanda o ebook.
La egarense explica a
¿Como surgió la idea de hacer una novela?
Siempre me ha gustado escribir y de hecho me dedico a la traducción, pero en este caso arranqué a escribir por pura necesidad, como un ejercicio terapéutico de liberación e introspección. No estaba entre mis planes publicar un libro. Yo no lo decidí: simplemente sucedió.
¿Un ejercicio terapéutico por…?
Mi única pretensión fue mitigar el desconsuelo y liberar la energía que mi seso estaba derrochando en pensamientos de dolor y tristeza después de la muerte de mi madre. No me encontraba para iniciar ningún proyecto de envergadura cuando empecé a abocar las primeras líneas de un relato realista que, con el tiempo, se fue convirtiendo en una novela de aprendizaje. Fue escribiéndose suela. Mejor dicho, fue mi madre, desde las estrellas, quienes plasmaba sobre el papel su imborrable impronta a través de mis manos.
¿Qué explica Mami Panchita?
Es el relato en primera persona de una infancia en los 80, de una niña convertida en adulta precozmente al si de una familia inmigrada en Terrassa en la época en que nuestra ciudad tenía la hegemonía textil. La protagonista, montada a la vagoneta de una montaña rusa imaginaria, pasa por instantes dulces, pero también se precipita de manera desfavorable a raíz del fatídico diagnóstico de ELA de su madre. Una trama que se va desgranando suela a medida que se produce una maravillosa transformación interior para abrazar la adversidad que supone esta enfermedad terrible y para abordar la realidad de otra forma.
Es una novela emocionalmente dura
Sí, pero tambien muy optimista. Quería mostrar como el dolor y el sufrimiento pueden ser una coctelera que nos agita, pero también un flexible trampolín que, lejos de romperse y estamparnos contra el suelo de una piscina vacía, nos impulsa con fuerza para volar surcando la ahora. Es el único momento que realmente tenemos.
Así pues, a pesar de la terrible enfermedad, ¿cree que hay un mensaje de positivismo?
Por mí,
Ha dicho que era su madre quien plasmaba su impronta al papel. ¿Cómo ha sido presente en todo este proceso de escritura?
Mientras escribía, era como estar conectada con ella de alguna manera. Fantasiejava con el hecho que ella pudiera leer el que por mí era una carta de amor, o sentir de alguna manera desde el universo donde se encontrara el homenaje que le dedicaba. Poco a poco, pero, mi coro empezó a palpitar más deprisa al imaginar aquel manuscrito editado y publicado, en manos otras personas que están atravesando dificultades, como herramienta que los pudiera ayudar a ver su realidad desde otro prisma. O para transitar su propio luto. Indudablemente, el dolor se puede curar, transformar en amor y acontecer aprendizaje. Me di cuenta que aquel creciente palpitar de mi coro era por la ilusión de publicar este libro. Por qué no? De este modo, ayudaría los otros a través de las palabras que mi madre me fue dictando. Así que aquí estoy, haciendo esta entrevista, sonriendo y creando esta posibilidad para que la vida decida.
Mientras escribía «Mame Panchita», fantasiejava con el hecho que ella pudiera leer el que por mí era una carta de amor
