¿Cuáles son las probabilidades de ganar cuando vamos a jugar al quinto? ¿Y cuáles son las probabilidades si, además, es la primera vez en nuestra vida que jugamos? Y aún más, ¿cuáles son las probabilidades de ganar, justamente en la primera partida que jugamos en nuestra vida?
Lorena es de Asturias, concretamente de Oviedo. Hace unos años que vive en Cataluña y hace pocos meses que gracias a su compañero Cesc ha conocido Terrassa. Si Lorena es asturiana de pies a cabeza, más asturiana que la fabada o la sidra, Cesc no tiene conversación sin mencionar el Dakar, la taifa o la mery, es decir, que es más de Terrassa que la Torre del Palau. Y como buen terrassense, también es buen minyó. Ella, gracias a él, está descubriendo toda la cultura popular y gastronómica de nuestra ciudad, y ya ha ido a tomar un frankfurt en los gavatxons, a tomar un vino en el Teca, a una actuación de los Minyons, a ver bailar el Àliga, la Mulassa, los Nans, los Gegants Bojos, y también cómo echa fuego la Pàjara.
A Lorena le faltaba por descubrir algo, tan o más de Terrassa que el capgròs del Matraka, y típico de las fiestas de Navidad: ¿robar el niño Jesús del pesebre del Raval? No. ¡El juego del Quinto!
Con todo el grupo de amigos se dirigen por Sant Esteve a la PartyQuinto que organizaron los Minyons en su nuevo local. Si a Lorena ya le costaba entender qué demonios significaba un tres de diez con folre y manillas, ahora sólo le faltaba que le dijeran pelat la iaia o parellassa de vuits, cantado por un loro.
Unas 300 personas ocupaban el local de Cal Reig.
Lorena estuvo un buen rato de pie contemplando aquel akelarre malva navideño. Entre pelat y pelat, un pinchadiscos hacía bailar a todos, mientras las guixas volaban cada vez que alguien ganaba, como también volaban de las neveras las cervezas y los gintónics. Estamos en el local de los Minyons, ya se sabe…
Finalmente, después de la insistencia de los amigos, Lorena toma una cartilla, un puñado de guixas y se sienta a la mesa. A su lado, Unax, que vigilaba que no se perdiera. Y comienza la partida… la primera es un que es nuevo y la segunda pelat la iaia… y va por todos, el dieciséis, mocaaaat grita todo el mundo. Lorena que ya había entendido la dinámica, incluso empieza a integrarse: pela, pela le grita a Anna, que hace de loro con su característica alegría y simpatía desbordante.
Las bolas van saliendo, veinticinco, Nadaaaaal, el pinchadiscos pone la Marina está morena, la minyonada haciendo fiesta y jolgorio, el loro aprovecha para moverse, y Lorena que poco a poco va llenando la cartilla de guixas, con esa parsimonia que no se le mueva ninguna guixa y poniendo atención a cada número que se canta.
La partida avanza, las guixas ocupan ya prácticamente toda la cartilla. Pelat l’avi! “¿El noventa, verdad?” y se da cuenta de que sólo le queda un espacio vacío en uno de los cuadros de quince. «Voy a una, voy a una”, -le dice a Unax-, “¡el ochenta y dos”! El corazón le va a mil, y el loro canta: ¡ochentaaaaaa-dos! Un golpe seco en la mesa, un grito sordo de quintoooo y una tormenta de guixas hacia Lorena. ¡Ha ganado, ha ganado! ¡Unax salta como un loco!
Lorena, la primera vez que juega al quinto. La primera partida de quinto de su vida. La primera vez que gana. ¿Cómo era eso de las probabilidades? Una asturiana las ha roto todas. Cesc y el resto de amigos, Rosa, Rué, Eli y Cabezas, no dan crédito. Y los que no están, se enteran prácticamente al instante, con un whatsapp que envía Cesc al grupo que lleva por nombre “Amics Terrassa Lorena”: “Lorena ha ganado en la primera partida de su vida. 100€”. Marta replica: “Lorena, las cervezas de después las pagas tú”, acompañado de un par de emoticones.
¡Había que celebrarlo! Así que la velada finalizó todos juntos con unas tapas en los Amics de les Arts, otro antro genuinamente terrassense. Iban a probar las famosas croquetas, pero esa noche se habían acabado. Todos pensaban que ella invitaría, ahora que tenía el bolsillo bien lleno. “¡No! ¡Que yo también soy catalana!” les espetó. Y para terminar la Navidad terrassense, con el grupo ya tienen entradas para ir a ver los Pastorets al Social, aunque cuando le dijeron a Lorena que la representación duraba tres horas abrió unos ojos más grandes que el Rovelló cuando ve el bocadillo de jamón de Jeremies.
Lorena es una chica muy afortunada, descubrir la Navidad de Terrassa, el quinto, los Pastorets, y sobre todo ganar en la primera partida de la primera vez que jugaba al Quinto. ¡Qué suerte! Aunque sus amigos siempre dicen que los afortunados son ellos, por tenerla como amiga.
¡Pelat l’avi!