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Alba Molina: «Hacemos jazz, no flamenco, aunque yo sea gitana»

Esta es una visita que no es habitual, por su primera vez en la Nova Jazz Cava y porque a menudo asociamos su nombre únicamente al flamenco seminal de sus padres Lole y Manuel. El Alba Molina Quartet se presenta este viernes en la sala terrassense a las 21h30, con la cantante sevillana encabezando la formación que cuenta como miembro fijo con el pianista también andaluz Álvaro Gandul y los catalanes Bernat Hernández, al contrabajo, y Xavi Reija, a la batería. Una cita para llevar al directo estándares de jazz y temas propios de Alba Molina y dejarse llevar, con un contrabajista y un baterista con quienes no ha actuado nunca pero que Gandul sí conoce. Un encuentro exclusivo en Cataluña que bebe de la improvisación de dos géneros que hacen de ello su naturaleza, aunque Alba nos precisa en una conversación telefónica que no viene a hacer flamenco. Nos lo explica, en medio de otras citas internacionales.

«La verdad es que voy a la Nova Jazz Cava sin saber, venimos a improvisar», nos confiesa de un espacio escénico que no ha pisado nunca. «Tengo, más o menos, una lista de temas, estándares de jazz y algunos míos, pero como te decía venimos a improvisar», reitera. «No conozco a estos músicos, pero Álvaro me ha hablado muy bien de ellos y yo confío plenamente en Álvaro», dice tranquila en esta conversación mientras prepara un viaje intermedio a Bangladesh con el mismo Gandul para llevar al directo, esta vez sí, su álbum Nuevo día, del 2023, en el que hace una relectura del repertorio de clásicos de Lole y Manuel, precursores en los años setenta del nuevo flamenco como dúo y pareja Dolores Montoya (1954) y Manuel Molina (1948-2015).

«No, el flamenco no está presente», nos sigue matizando Alba sobre qué debe ser el concierto terrassense. «Quiero decir que el flamenco que a mí me sale, sí que está presente. Pero no lo tengo por norma general, ni es fusión. Cuando yo hago jazz, me gusta hacer jazz. Lo que pasa es que se nota, que soy gitana, me sale. Pero, en realidad, no estamos haciendo jazz flamenco. Lo estamos llevando completamente al jazz o al rhythm and blues… Yo diría que es jazz y tiene la peculiaridad de que yo soy gitana, y entonces a veces me sale».

Sus 25 años de carrera musical

De hecho, Alba nos reconoce que no sabía que Hernández y Reija provienen de la electrificación e incluso de sonidos electrónicos, con presencia anterior en la Nova Jazz Cava hace dos décadas como Xavi Reija Electric Trio. El cuarteto de la sevillana está en marcha desde hace unos cuatro años y tiene en Gandul su referente desde hace tres. Y, en cada ocasión y en función del lugar, eligen a sus otros dos acompañantes. «Este tipo de proyecto, precisamente, me gusta por su frescura, porque no se sabe qué pasará», incide.

La cantante sevillana Alba Molina | Cedida

Por otro lado, su último disco, 25 años (Beat Clap Music), editado hace justo un año, tampoco se definía como flamenco, sino más bien como flamenco pop. «Creo que engloba más el pop que otra cosa», resume de lo que es su undécimo álbum oficial, incluyendo su época a principios del 2000 con el trío de rap Las Niñas. «Las canciones que escogí de los 25 años son las que, a mí, me han marcado durante toda mi vida y, hay algunas, que les doy un tono más popero». Eso sí, se rodea de músicos cercanos al flamenco como los guitarristas Juan Medina, Rafael Riqueni y Vicente Amigo. De productores no lejanos como Rycardo Moreno y Lin Cortés. E incluso de la cantaora catalana Mayte Martín, además de una voz transversal como es la de Sílvia Pérez Cruz. Y se hace suyos estándares latinos como Quizás o Bésame mucho.

«A mí me gusta mucho la música brasileña, me gusta mucho el clásico, me gusta mucho el jazz y lo mezclo con lo que yo soy», nos recuerda. Y, en este sentido, no es extraño que la última canción que ha publicado como single, Noches de bohemia, sea con una sinfónica. «He creído oportuno hacer canciones míticas y me gustaría hacer un álbum de música con una sinfónica», avanza de un proyecto que, de momento, se puede convertir en un EP de cinco o siete temas.

Nostalgia de la Sevilla más fanfarrona

Y, cuando le pregunto, de dónde son esos músicos de la sinfónica me responde que de Sevilla misma. Aunque, un rato antes, no se ha estado de decir que el ambiente en Sevilla no pasa por su mejor momento. «Si te soy sincera, me da nostalgia, me hace sentir triste. Sevilla era muy bonita, muy alegre, pero ahora, si quieres escuchar flamenco, por ejemplo, tienes que ir a un tablao. A mí me encantan, pero antes te encontrabas la fiesta por la calle. Y la Sevilla antigua rockera, más vacilona, y más fanfarrona, donde tocaban músicos ya veteranos, en lugares pequeños, todo eso ya no está», se lamenta. Y para rematarlo, dice que ya ni vive en el barrio de Triana donde creció porque se ha gentrificado y es demasiado caro.

Y también comenta que, ella misma, actúa muy poco en Sevilla. «Voy a ver a algún amigo o quien sea, si actúa en algún lugar pequeño. Y, si puedo subir al escenario, subo porque me siento comprometida con la música», revela de todas maneras. La conversación se termina porque Alba ha llegado a un club de golf sevillano donde recoge una zambomba que debe llevar para su viaje a Bangladesh. Su próxima etapa es en el pasaje Tete Montoliu egarense.

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